Las actividades que implican competitividad, emoción y el deseo de victoria, siempre van acompañadas de grandes descargas de adrenalina. Sin embargo estas descargasse producen y manifiestan de manera diferente dependiendo del tipo de actividad que se realiza.
Pero primero veamos ¿Qué es la adrenalina?
La adrenalina es una hormona secretada por las glándulas adrenales y sirve para preparar al organismo para la lucha o la defensa ante una situación de peligro o estrés.
Esto lo logra creando efectos corporales o fisiológicos como el aumento de la tensión arterial y el ritmo cardiaco, aumento de las respiraciones por minuto e incluso dilatar las pupilas para tener una mejor visión. También estimula al cerebro para que produzca dopamina, que es la hormona que nos da la sensación de felicidad o bienestar, así como efectos adrenérgicos que pueden ser excitadores o inhibidores según sea el caso, por lo que puede crear adicción.
Los seres humanos somos una especie en constante movimiento y acción. Y por naturaleza buscamos mantener ciertos niveles de actividad y estimulación que son variables para cada persona, por lo que si nuestro nivel de excitación es bajo, buscaremos aumentarlo a través de determinadas acciones. En algunos casos, los niveles de actividad y estimulación son bastante altos y pueden aburrirse con facilidad, por lo que estos individuos buscarán situaciones desafiantes donde, incluso pongan en alto riesgo sus vidas.
Así vemos que la adrenalina se encuentra ligada a emociones extremas en hombres y mujeres que buscan sensaciones intensas de placer en la práctica de deportes extremos de amplia proyección y expansión como el paracaidismo, vuelo en parapente, rappell, escalada, alpinismo, acrobacias en motocicletas, bicicletas y patines, salto en benji o bungee, skate, surf entre otros con sus múltiples modalidades y otras actividades más extremas como el buceo con tiburones o emular a Jhonny Knoxville y su staff del programa de MTV Jackass.
En este tipo de actividades, las personas buscan conscientemente la situación de peligro y se convierte en un desafío el hecho de superar las crisis de los momentos de mayor tensión e incluso tener en algunos de los casos capacidad de aguantar el dolor, lo cual le da a la experiencia el valor agregado de sentirse superiores, poderosos, valientes y capaces de superar cualquier obstáculo. Se piensa en un desafío a los límites humanos y a la muerte y a situaciones imprevisibles y de incertidumbre donde todo puede salirse de control en cualquier momento. Es explorar el lado más salvaje, aventurero y desmedido de su ser.
Exponerse constantemente este tipo de experiencias estimulantes llega a convertirse en una adicción, en la que la persona llega a convertir la práctica de este tipo de deporte en una forma de vida. Sin ellos perderían la oportunidad de elevar los niveles de adrenalina que en si misma y por si sola no es la que provoca la adicción, sino que colabora en la liberación de la dopamina que sí lo es ya que produce estados de exaltación de placer muy potentes.
Sin embargo es bueno recordar que la búsqueda de actividades o deportes que disparen los niveles de adrenalina son totalmente relativas. Para algunas personas participar en los X Games (Competición donde se reúnen distintas disciplinas de deportes extremos en formato olímpico), que estar en la línea de partida del Iron Man (Competencia de triatlón de alta exigencia) o el Maratón de New York. Veamos como se manifiesta la adrenalina en este tipo de deportes de resistencia.
Mientras que en los deportes extremos de alto riesgo se busca la liberación espontánea de adrenalina, en los deportes de resistencia es vital mantener el control en todo momento de la misma para dosificarla estratégicamente en los momentos adecuados para un mejor aprovechamiento de la misma.
Con el disparo de partida por lo general se libera un poco de adrenalina debido a la aglomeración de competidores y la expectativa en cuanto al resultado que se logrará, la mejora de las marcas de tiempo y por supuesto el descubrir si todo el entrenamiento invertido para la competición valió la pena.
Este primer torrente debe ser administrado para no quedarse sin gasolina demasiado pronto. Se perciben momentos de gran energía y placer, los atletas se sienten cómodos y sienten la seguridad de poder cumplir sus metas. El ritmo cardiaco se va acelerando y la sangre recibe más oxígeno.
A medida que avanza la carrera, el chequeo constante de los tiempos puede acompañarse de momentos de euforia al saber que se están cumpliendo o de tensión al saber que no se están cumpliendo las expectativas.
Luego cuando los deportistas se acercan a la línea de meta, se producen estados de gran ansiedad, la emoción por cruzar la línea de meta es más que suficiente para la mayoría de los competidores. Es allí donde se liberan las mayores dosis de adrenalina, aumentando la producción de dopamina, dando la sensación de satisfacción, al mismo tiempo que ocurren momentos de liberación fisiológica una vez terminada la carrera. En ese momento es que los competidores sufren el rigor del esfuerzo físico que la adrenalina había inhibido. Se sufren calambres, piernas desmayadas pero al mismo tiempo, caras de satisfacción por el logro.
La influencia de la adrenalina es poderosa. A pesar de tener los mismos efectos fisiológicos, puede manifestarse subjetivamente dependiendo del tipo de emoción intensa que prefiera el atleta. Puede ser momentánea y de alto impacto o prolongada y sostenida. Queda de parte del individuo, en su temperamento y personalidad tener la inteligencia para obtener el máximo provecho de este sistema de activación de energías.