> El Blog de Rubencho: 2012

Buen mensaje, mal lenguaje


La política venezolana se define con votos. Votos que se han quedado cortos en la alternativa democrática para acceder al poder. ¿Por qué no se logra llegar a las masas? ¿Por qué si creemos tener una mejor propuesta para el país, no contamos con una avalancha de votos duros que resistan cualquier ventajismo, regaladera de dinero y electrodomésticos, amenazas de pérdida de trabajo, beneficios y otros? Porque, entre tantas cosas, desde hace muchos años no logramos conectar el mensaje con el lenguaje. Lo que decimos con el cómo lo decimos. Hablamos “bonito” pero no nos damos a entender.
El venezolano se ha acostumbrado a un tipo de mensaje imponente, se deslumbra ante quienes transmiten fuerza y autoridad. Si revisamos los liderazgos surgidos en los últimos 200 años lo corroboramos. Esto posiblemente sea ante la necesidad de sentirnos protegidos, seguros, esa tranquilidad de saber que estamos en manos de alguien mas fuerte y poderoso que nosotros. No es precisamente un signo de debilidad o barbarie. Si no que, ante una sociedad con pocas oportunidades de progreso o con inestabilidad por conflictos políticos y sociales, lo mejor es una “mano dura” que ponga orden y nos deje dormir tranquilos.
Otro de los rasgos a tomar en cuenta es que nos gusta que nos hablen sin muchos rodeos. Aunque sea una conversa o discurso largo, el incluir frases que nos resuenen o afecten de forma directa nos atrae. Muchos políticos de oposición han cometido el gigantesco error de querer hablarle a las “masas”, a todos los públicos. AL hacerlo, ningún sector logra sentirse plenamente identificado. Siente que le falta “algo” al discurso. Yo recomiendo fijar nuestra comunicación al sector que necesita mayor apoyo en estos momentos como lo son los de mas bajos recursos. Sin caer en la demagogia hay que centrar nuestro lenguaje en ellos, comprender lo que quieren y necesitan, saber de sus inquietudes, lo que los motiva y a lo que le temen. Para que de forma sincera y eficiente podamos abocarnos a presentarles alternativas de solución a sus situaciones diarias como el desempleo, la seguridad, servicios públicos, educación y mejoramiento integral de la calidad de vida. Yo, honestamente, me guardaría las palabras o actitudes que pueda gustarle a la clase media y alta para encuentros muy cercanos o íntimos. Sinceramente a la gente que mas nos necesita poco le importa cuánto se le regala a Cuba, el decrecimiento del PIB o la producción de PDVSA. Y eso no los hace malos ciudadanos, es que simplemente los riesgos de inundación o la falta de electricidad en sus comunidades le importan en mayor medida.
Apuesto por un lenguaje fuerte, atrevido pero popular, directo a las aspiraciones de los sectores populares. Sin tantas palabras rebuscadas o cifras difíciles de recordar. Vamos al grano, a lo que quiere la mayoría pero sin ser un circo. Ellos no necesitan saber cuanto hemos estudiado o viajado. De nosotros necesitan soluciones prácticas y tangibles. Solo así podremos conectarnos con las bases, para que los partidos crezcan de abajo hacia arriba de forma sólida, constante y perduren en el tiempo. Y una vez con responsabilidades de gobierno otorgadas por el pueblo, poder construir la Mejor Venezuela.

La educación política, la llave maestra.

Estos son tiempos donde mas que nunca es necesaria la reformulación de la forma de hacer política en Venezuela.
Las nuevas generaciones exigen a los partidos sinceridad en sus propósitos para poder identificarse con ellos. Una mayor exposición de la política hace necesaria la transmisión de valores, principios y propuestas reales para aceptar seguir un lineamiento y apoyarlos en cualquier contienda electoral.
Pero por regla general, no se puede ofrecer algo que no se tiene. Es por esto que los partidos políticos deben acentuar en la preparación intelectual ideológica de sus activistas. Se debe educar y formar a conciencia y de forma productiva a toda la base en un discurso que pueda servir para impulsar liderazgos sociales que promuevan e impulsen soluciones reales y factibles a los problemas de cada comunidad, parroquia y municipio del país. No se puede ofrecer una política educativa progresista si no se es capaz de formar a quienes deben llevarla a cabo en caso de lograr estas posiciones de poder
El gobierno nacional ha logrado ocupar muchos espacios claves de formación a corto, mediano y largo plazo. Dominan el sistema educativo, salvo las universidades autónomas. Allí vemos como se trabaja para inculcar mensajes de apoyo a utopías anacrónicas inspiradas solo en el culto a la personalidad del líder y otros íconos sobrevalorados como el Che Guevara o Fidel Castro. Es la imposición de su manera totalitaria de ver el mundo, con sus ídolos de pies de barro y sus enemigos necesarios como el “imperio” o la “CIA”. Su lucha personal pero ficticia entre el bien y el mal.
Los partidos deben tener establecido y en funcionamiento continuo sus centros de formación de activistas. Es una política interna que conlleva la apertura del debate y el surgimiento de nuevas ideas que se adapten a los tiempos y a las realidades sociales actuales. Es un hecho que las organizaciones políticas que no tienen clara su dirección y postura ante todos los aspectos que afectan la vida diaria de los ciudadanos, no han logrado victorias electorales importantes a nivel nacional. Solo se han limitado a sostener algunos liderazgos regionales. Es por esto que la formación en cuanto al manejo del discurso ideológico, activismo de calle, liderazgo social, Derechos Humanos y valores es imprescindible para una lucha política coherente y transmitir nuestra visión del país que queremos. La mejor Venezuela.
En Venezuela existen diversas instituciones, algunas ligadas a partidos, que ofrecen cursos, seminarios y diplomados en temas sobre formación política. Iniciativa que me parece loable. Sin embargo yo apuesto por un sistema educativo partidista masificado, que vaya a las comunidades de forma constante, que estimule a las bases a participar en ellos, formando núcleos en todas las instancias geográficas y territoriales. No todos los activistas podrán movilizarse a las grandes ciudades para un taller. Es mucho mas efectivo si llevamos la actividad a ellos. ¿No es eso lo que luego ofreceremos a nivel macro en todo el sistema educativo venezolano? ¿No es lo ideal? Pues llevémoslo adelante en nuestros espacios.
La educación debe ser algo constante en todos los ámbitos y este no es la excepción. Además de proporcionar como valor agregado la fidelidad traducida en “votos duros”, la estandarización de procesos, la activación constante de equipos de trabajo incluso en épocas cuando no hay campaña electoral. Recordemos que estamos frente a un gobierno que mantiene una constante exposición y contacto con sus seguidores y esa, definitivamente es una de sus fortalezas. Se hace pues necesario entonces aplicar estrategias que conduzcan a una activación de fuerzas democráticas que conserven las perspectivas sobre los problemas reales de la gente. Y esto solo es posible si estamos lo suficientemente preparados didácticamente para conectarnos con nuestro pueblo.

Lo que nos falta


Superado (de mi parte) el despecho post 7-O y ya adentrándonos en la campaña para las elecciones regionales, sigo con la fe intacta en que en algún momento este gran país que es Venezuela, dejará la sombra del militarismo y la farsa socialista para seguir el camino del progreso.
Ahora bien, ¿Por qué no ahora?
Porque, según mi criterio, aún no merecemos ser gobierno. Aún no nos hemos ganado tener esa gigantesca misión de tomar las riendas del país y marcar una diferencia. Ser relevantes. Hacer historia.
Una de los pilares que sostienen la democracia es la fortaleza de los partidos, ese empuje para mantener a los ciudadanos organizados en base a proyectos, ideologías y visión de país. Hemos ganado un terreno inmenso al darle protagonismo a partidos de alternativa democrática que hacen vida en la oposición. Algunos emergentes, otros con algún trecho ya recorrido. Pero lamentablemente sin conexión real con las bases más allá de la búsqueda de votos.
Pero una de las cosas que nos ha demostrado estos 14 años de gobierno de Chávez, es que es totalmente inútil centrarnos en propuestas que no pasan de ir en su contra.
La ciudadanía nos exige alternativas sinceras. No se sienten identificados con ese discurso de sacar a los rojos y ya. Para una gigantesca parte de la población eso es un salto al vacío. Un miedo inmenso a perder lo poco que obtienen a cambio de nada.
Es por esto que, ahora mas que nunca es vital que los partidos dejen de ser solo maquinas electorales, buscadores de votos para cada elección. Es necesario ir mas allá. Asumir un liderazgo social.
Ese liderazgo que se adentra en las comunidades con mayores carencias, hacerles ver que merecen una vida mejor. Un liderazgo sincero que viva en carne propia los problemas de apagones, contaminación del agua, transporte deficiente, la delincuencia y la falta de empleo, entre otros.
Preguntémonos ¿cuándo fue la última vez que uno de nuestros líderes políticos asumió el liderazgo social en un reclamo por inundaciones? Claro que algunos lo han hecho. Pero necesitamos que lo hagan todos.
Para ilustrar un poco acerca de cómo muchos habitantes de comunidades ven a nuestros líderes políticos imagínese que usted está esperando en una parada de bus. Está lloviendo, pasa un carro a toda velocidad y lo baña a usted y a todos allí. Luego viene un malandro y lo asalta. Para después recibir el saludo de alguien que viene fresco y con una sonrisa de oreja a oreja a pedirle sin mas: Vota por mi!
¿No es para mandarlo al carajo?
Pues así mismo nos ve muchísima gente en las comunidades. No estamos ofreciendo nada concreto, no estamos viviendo lo que ellos viven, no entendemos su realidad concreta. Les hablamos de inflación y del dinero que se regala a Nicaragua. Cosas que no sabemos si le importan. Cuando la preocupación real de esa persona es que se le fue el agua desde hace un mes. Y tenemos el descaro de solo ir a pedirles para nosotros.
Para poder ganar, para poder ofrecer una alternativa real a esos 8 millones y pico de personas, debemos conectarnos con lo que necesitan. El insulto y la descalificación a ellos, es la estrategia mas torpe y llena de ignorancia que se pueda hacer. Eso es rabia y resentimiento. Cuando alguien de los nuestros lo hace, es tan igual como el de otro bando que habla de oligarcas, majunches, etc. No son mejores ni peores que nosotros. Y si no somos mejores, no merecemos gobernar este país.
El progresismo lo viviremos cuando seamos capaces de potenciar a nuestros lideres sociales y comunitarios. Cuando seamos capaces de formarlos y multiplicarlos en cantidades industriales. En masa, con discurso y acciones coherentes, reales. Lejos de aquella época oscura donde el líder es solo aquel que sale en Globovisión.
El liderazgo será reconocido por la base. Por quienes mueven a Venezuela. Desde los barrios, parroquias y municipios. En una campaña que no tiene fecha de culminación, es constante. No de cada seis años.
El ser líder es algo que se logra, se merece. No algo que se negocia a espaldas de los ciudadanos.
El día que todos entendamos eso, la mejor Venezuela será posible.

Psicología y liderazgo espiritual en el deporte. ¿Compatibles o rivales?


Mucho se ha hablado en el deporte de alta competencia en la actualidad, acerca de la importancia de los profesionales de ayuda dentro del equipo técnico y de preparación integral de los atletas.
El ser humano, por ser una unidad bio, psico, social necesita tener un balance entre todos los aspectos que influyen en su rendimiento integral. Y los deportistas no son la excepción.
Es necesaria la presencia de profesionales de la conducta tales como psicólogos, terapeutas y orientadores que complementen la labor de la institución y entrenadores. Estos últimos han dado paso a la influencia científica que ejerce el uso de la psicología como una herramienta vital que acompañe la puesta a punto de las estrategias, tácticas y optimización del rendimiento físico.
El profesional de la conducta enfocado en deportes, tienen como función dirigir correctamente todo el potencial del atleta a nivel mental. Por medio de diferentes técnicas, consolida la planificación de objetivos y metas a corto, mediano y largo plazo.
Busca la sistematización de rutinas positivas que brinden estabilidad y seguridad en el atleta para afrontar las diferentes situaciones, dentro del terreno de juego y no perder la perspectiva y convicción acerca de su capacidad para afrontar los retos.
Estos profesionales, además se valdrán de instrumentos de observación y evaluación de actitudes, conductas, pensamiento y percepción del entorno y del deportista en si. Para así poder determinar los elementos que puedan influir positiva o negativamente en su desarrollo, tanto individual como dentro de un grupo. Así como el evaluar y ejecutar estrategias que ayuden al equipo completo en la búsqueda de un comportamiento orientado al éxito.
También le otorgan al atleta herramientas de automotivación para afrontar retos y reveses. Así mismo para manejar el éxito y no caer en triunfalismos que sobrevaluen sus capacidades. En este aspecto es donde se nota el trabajo en aquellos deportistas que logran sobreponerse a situaciones familiares y profesionales adversas, así como la disciplina de aquellos que logran las victorias para celebrarlas de la forma y en los momentos adecuados.
Esta figura se complementa con el líder espiritual del equipo, quien rara vez es el mismo. El líder espiritual por lo general es el entrenador o algún integrante del cuerpo técnico, el capitán, el jugador con mayor experiencia, o aquel que sus valores religiosos y morales sirven de ejemplo y guía a sus compañeros.
Un líder espiritual en el deporte podemos verlo en la figura de Phil Jackson, multicampeón con los Chicago Bulls y Los Angeles lakers de la NBA, quien con sus convicciones morales y religiosas, ha encontrado su manera particular de influir en el ánimo de los jugadores a su mando.
Puede complementarse perfectamente con el psicólogo o el orientador deportivo para unir esfuerzos en la búsqueda de la armonía en el grupo. Aunque, obviamente, sus acciones y procedimientos sean muy diferentes.
El líder espiritual actuará en base a sus experiencias, su calidad humana y su buena voluntad. No necesariamente conoce de técnicas de ciencias de la conducta como las que maneja un psicólogo. El psicólogo actuará en base al diagnóstico científico y profesional que realice.
En caso de que ocurran discrepancias entre ambos, deben poner de su parte para lograr un consenso, cada quien desde sus puntos de vista válidos en pro del mejor escenario para el equipo.
Cuando estos dos personajes logran compenetrarse y trabajar en conjunto con el resto del cuerpo técnico y directivos se pueden obtener resultados sorprendentes, incluso para los mas entendidos y convertir un equipo subestimado en una maquinaria ganadora, exitosa, llena de seres humanos en el camino de la estabilidad, la paz y el don de ganadores en sus manos.

Ser venezolano


Es realmente difícil aprender por experiencia ajenas. Y mucho mas comprenderlas y tratar de entender circunstancias que no se han vivido.
Mi experiencia como inmigrante me lo hizo ver mucho mas claro.
Sobre todo en lo que es mi concepto de ser venezolano. ¿Qué nos identifica? ¿Qué condiciona el gentilicio? ¿Qué es ser venezolano?
Por cosas de nuestra idiosincrasia, históricamente consideramos compatriota a todo aquel que exprese con sus actos amor por esta nación. Es algo que va mucho mas allá de un trámite aprobatorio de la ONIDEX, la cédula e incluso el lugar donde vivimos o nos criamos.
Es algo que vemos con los miles de inmigrantes españoles, italianos, portugueses, colombianos y chinos que en su momento fueron o son las colonias mas fuertes e influyentes en cuanto a inmigrantes en Venezuela se refiere. Incluso sin abandonar sus acentos y costumbres, muchos declaran sentirse muy venezolanos y agradecidos con lo que han logrado aquí. El señor Concetto Di Tomassi es el ejemplo vivo mas claro de este punto y lo considero mas valenciano que muchos que nacieron en mi ciudad.
Somos un país con un arraigo federal importante. Una sociedad heterogénea que solo se homogeniza en nuestro concepto de país. Cada región, cada estado, ciudad y pueblo tienen su propia identidad. Sus costumbres, gastronomía, acento, etc. Arraigos que se conservan incluso en personas que, como yo, tuvimos la oportunidad de vivir en el exterior.
Observé que es un mito aquello que el acento venezolano es fácil de olvidar. Esto solo ocurre si la persona se identifica mucho con la sociedad que lo acoge. Pero que si el acento y léxico es reforzado por sus familiares o entorno social que comparte dicho acento, este se conserva. Como dato adicional vi que incluso la tendencia al agrupamiento se veía hasta en la búsqueda de pareja. El venezolano tiende a buscar a otra persona del patio para relaciones a largo plazo. No en su totalidad pero si hay una evidente inclinación a esto.
También vi como la identidad con los símbolos venezolanos es mas fuerte de lo que muchos creen. Por ejemplo, vi muchos padres criar a sus hijos como venezolanos. Con gorra del Magallanes o Caracas, franelas de la Vinotinto, música llanera (aunque nunca antes la hubiesen escuchado) las hallacas, la harina P.A.N. y otros detalles tan nuestros.
Es en este punto donde comprendo perfectamente a los hijos de extranjeros que se colocan una franela del país de sus antepasados en un mundial o una Eurocopa. Simplemente fueron criados y condicionados con un código que nosotros estamos aplicando como migrantes pero nunca nadie vio hasta ahora que estamos en la época de mayor cantidad de venezolanos fuera de nuestras fronteras. Y sin embargo, esa gente siguen siendo venezolanos. Porque también nuestra identidad es mas que eso. Somos un país donde la doble y triple nacionalidad es algo bastante común. Y honestamente no aceptar algo tan típico de nosotros y con tantos siglos de aceptación es una de 2 cosas: Estrechez de mente o aspiraciones de fascismo, los cuales terminan siendo sinónimos.

Llegué, gané ¿y ahora qué?

Ser deportista profesional tiene basamentos similares a cualquier otra carrera. Por supuesto que la fama y el dinero son 2 elementos que se nos vienen a la mente al hablar de futbolistas, peloteros o pilotos de Fórmula 1. Pero la preparación psicológica y mental, la adaptación a los cambios, la inteligencia, y la constancia en el rendimiento, son factores que determinan el éxito o el fracaso.
Obviamente, llegar al máximo nivel de competencia es difícil. Requiere de mucho tiempo y esfuerzo invertido, interminables sesiones de entrenamiento, modificar hábitos alimenticios, sociales, y de vida en general, incluso la forma de ver la vida se ve altamente influenciada por la práctica deportiva. Lo que para muchos es un hobbie, para los atletas de alta competencia es una labor de vida. Un trabajo con altas  y estrictas exigencias.
Una vez alcanzada la meta de competir en el mayor nivel, mantenerse en el mismo es aún mas exigente. Se debe lidiar con la inestabilidad del mercado laboral, donde son pocos los que logran mantenerse en un mismo equipo durante toda su carrera, además de toda la presión ejercida por los medios, aficionados, directivos, técnicos y colegas, que siempre exigirán lo mejor del atleta y mas. La fama trae consigo una alta responsabilidad para manejar temas como la vida privada. La sobreexposición mediática suele hartar a algunos que terminan demostrando comportamientos lamentables ante el acoso. Otros simplemente quieren pasar mas tiempo con sus familias, añorar los días en que el correr detrás de un balón o dar un batazo era parte de la recreación.
Algunos logran llevarlo por mas tiempo del esperado como Nolan Ryan, Ricky Henderson, Romario y Evander Holyfield, que continuaron compitiendo hasta pasados los 40 años. Otros en cambio decidieron dedicarse a otras cosas a pesar de ser altamente exitosos y estar en la cúspide de su carrera como Ryan Sandberg, Lorena Ochoa o Michael Jordan.
Las razones para mantenerse o retirarse derivan de las prioridades de vida de cada individuo. Algunos lograron compaginar perfectamente la vida familiar con la profesional sin problemas. Mientras que otros no. O simplemente se cansaron de hacer lo mismo y quisieron un cambio. También el considerar que ya lograron todo lo que querían y no tienen nada nuevo que los rete.
El retiro en la cúspide es difícil de comprender para quienes no vivimos estas situaciones. Pero por sobre todas las cosas, los atletas profesionales son seres humanos. Con emociones, sentimientos y reacciones tan normales como los de cualquiera pero en situaciones extraordinarias para quienes no viven esa experiencia.   

Estrellas del deporte en depresión


Son famosos, con mas dinero del que pueden gastar en una vida, han logrado superar obstáculos y barreras en cuanto a rendimiento físico que a la mayoría de los mortales se les hace imposibles. Entonces ¿Por qué se deprimen las estrellas del deporte profesional?
La mayoría de la veces, la procesión va por dentro. Solo la persona que las vive tiene idea de la magnitud de lo que lo abruma. Es imposible estar completamente en los zapatos de una persona y mas si nos cerramos en el creer que lo tiene todo y no debería estar así. Sin embargo, los problemas de pareja, familiares o personales no son solucionados por contratos de patrocinio o con Copas mundiales. Los atletas son tan humanos como nosotros, con sus fortalezas y defectos.
Está comprobado que la práctica del deporte puede ayudar a prevenir la depresión. Pero cuando el deporte es mas que un hobby y se convierte en un trabajo, las presiones, frustraciones y demás emociones que se viven debido a eso, no lo hace diferente de cualquier otra profesión.
Los deportistas profesionales se trazan metas, están sobreexpuestos a los medios, incluso sus vidas privadas, el estrés es provocado desde adentro con las altas expectativas que tienen sobre si mismos, el vencer todos los desafíos, el ganar en todas las competencias y reforzado por los mensajes exigentes que reciben de su entorno.
Uno de los casos recientes mas emblemáticos del pasado reciente es el del arquero que se perfilaba para ser el titular de Alemania en el Mundial de Sudáfrica 2010 Robert Enke que se suicidó lanzándose a las vías de un tren. Enke tenía 6 años con depresión diagnosticada. Pero su tratamiento era constantemente interrumpido debido a que sentía temor a que se filtrara la información a los diarios o dirigentes y perjudicara su carrera.
El receptor de los Broncos de Denver en la NFL sufría de depresión desde su lesión en una rodilla y afirmaba constantemente que no podía vivir sin el football. Aunque fuentes oficiales negaron el suicidio en 2010, se encontraron marihuana, antinflamatorios y antidepresivos en su residencia.
Otro caso célebre es el de Diego Armando Maradona, un privilegiado futbolista que ahogaba sus temores e inseguridades en alcohol, drogas y comida, siendo varias veces recluido en rehabilitación.
Es muy típico que los que sufran de depresión lo admitan o hablen de eso. Y no es por orgullo necesariamente. Sucede que es sumamente complicado hablar de algo que se siente pero que no se entiende. La persona deprimida, como todo enfermo, no está capacitado para sanarse a si mismo. Su situación escapa de se control y si nos son asistidos se repliegan, a veces con graves consecuencias a su salud o vida.
Algunos logran superarlo como el lanzador Zack Greinke, quien la padeció en 2005 y con el apoyo de sus cercanos y el equipo, logró ganar el premio Cy Young. Igualmente Josh Hamilton de los Texas Rangers que superó el alcoholismo para llevar a su equipo hasta la Serie Mundial. Sus historias son como guiones de películas de Hollywood. Pero posibles con el apoyo y tratamiento adecuados. Es de recordar el apoyo que recibió Hamilton de sus compañeros cuando ganaron el título de la Liga Americana, celebrando con sodas y bebidas no alcohólicas. Prueba de que un entorno saludable y positivo también es parte de la recuperación.
El equilibrio psicológico de un deportista ya no es un tabú ni algo opcional en las grandes organizaciones deportivas. Incluso en Francia, los exámenes psicológicos bianuales son obligatorios junto a los chequeos médicos.
Nuestros héroes deportivos no son máquinas. Tienen altas y bajas como tu y como yo. Es esencial que las entidades deportivas, federaciones, equipos profesionales hagan seguimientos adecuados para prevenir situaciones que lamentar que acaben con una carrera o una vida. Los atletas y su entorno deben aceptar que escogieron un camino de muchas presiones donde solo la paz interior, la satisfacción y alegría de cumplir con el trabajo, son la mejor recompensa al terminar la jornada y así auyentar a los “demonios” internos que saboteen su éxito.

En Twitter @RubenDVillegas