> El Blog de Rubencho: marzo 2012

Estrellas del deporte en depresión


Son famosos, con mas dinero del que pueden gastar en una vida, han logrado superar obstáculos y barreras en cuanto a rendimiento físico que a la mayoría de los mortales se les hace imposibles. Entonces ¿Por qué se deprimen las estrellas del deporte profesional?
La mayoría de la veces, la procesión va por dentro. Solo la persona que las vive tiene idea de la magnitud de lo que lo abruma. Es imposible estar completamente en los zapatos de una persona y mas si nos cerramos en el creer que lo tiene todo y no debería estar así. Sin embargo, los problemas de pareja, familiares o personales no son solucionados por contratos de patrocinio o con Copas mundiales. Los atletas son tan humanos como nosotros, con sus fortalezas y defectos.
Está comprobado que la práctica del deporte puede ayudar a prevenir la depresión. Pero cuando el deporte es mas que un hobby y se convierte en un trabajo, las presiones, frustraciones y demás emociones que se viven debido a eso, no lo hace diferente de cualquier otra profesión.
Los deportistas profesionales se trazan metas, están sobreexpuestos a los medios, incluso sus vidas privadas, el estrés es provocado desde adentro con las altas expectativas que tienen sobre si mismos, el vencer todos los desafíos, el ganar en todas las competencias y reforzado por los mensajes exigentes que reciben de su entorno.
Uno de los casos recientes mas emblemáticos del pasado reciente es el del arquero que se perfilaba para ser el titular de Alemania en el Mundial de Sudáfrica 2010 Robert Enke que se suicidó lanzándose a las vías de un tren. Enke tenía 6 años con depresión diagnosticada. Pero su tratamiento era constantemente interrumpido debido a que sentía temor a que se filtrara la información a los diarios o dirigentes y perjudicara su carrera.
El receptor de los Broncos de Denver en la NFL sufría de depresión desde su lesión en una rodilla y afirmaba constantemente que no podía vivir sin el football. Aunque fuentes oficiales negaron el suicidio en 2010, se encontraron marihuana, antinflamatorios y antidepresivos en su residencia.
Otro caso célebre es el de Diego Armando Maradona, un privilegiado futbolista que ahogaba sus temores e inseguridades en alcohol, drogas y comida, siendo varias veces recluido en rehabilitación.
Es muy típico que los que sufran de depresión lo admitan o hablen de eso. Y no es por orgullo necesariamente. Sucede que es sumamente complicado hablar de algo que se siente pero que no se entiende. La persona deprimida, como todo enfermo, no está capacitado para sanarse a si mismo. Su situación escapa de se control y si nos son asistidos se repliegan, a veces con graves consecuencias a su salud o vida.
Algunos logran superarlo como el lanzador Zack Greinke, quien la padeció en 2005 y con el apoyo de sus cercanos y el equipo, logró ganar el premio Cy Young. Igualmente Josh Hamilton de los Texas Rangers que superó el alcoholismo para llevar a su equipo hasta la Serie Mundial. Sus historias son como guiones de películas de Hollywood. Pero posibles con el apoyo y tratamiento adecuados. Es de recordar el apoyo que recibió Hamilton de sus compañeros cuando ganaron el título de la Liga Americana, celebrando con sodas y bebidas no alcohólicas. Prueba de que un entorno saludable y positivo también es parte de la recuperación.
El equilibrio psicológico de un deportista ya no es un tabú ni algo opcional en las grandes organizaciones deportivas. Incluso en Francia, los exámenes psicológicos bianuales son obligatorios junto a los chequeos médicos.
Nuestros héroes deportivos no son máquinas. Tienen altas y bajas como tu y como yo. Es esencial que las entidades deportivas, federaciones, equipos profesionales hagan seguimientos adecuados para prevenir situaciones que lamentar que acaben con una carrera o una vida. Los atletas y su entorno deben aceptar que escogieron un camino de muchas presiones donde solo la paz interior, la satisfacción y alegría de cumplir con el trabajo, son la mejor recompensa al terminar la jornada y así auyentar a los “demonios” internos que saboteen su éxito.

En Twitter @RubenDVillegas