> El Blog de Rubencho: 2016

Fotografías curiosas de grandes artistas

El Maestro de la luz Armando Reverón pintando en un peñero en La Guaira
El Maestro de la luz Armando Reverón pintando en un peñero en La Guaira


Mick Jagger sonriendo sin saber por qué junto a Bob Marley y Peter Tosh en 1978.
Mick Jagger sonriendo sin saber por qué junto a Bob Marley y Peter Tosh en 1978.


Salvador Dalí era aficionado a fútbol y acá lo vemos con su bufanda del Barcelona F.C.
Salvador Dalí era aficionado a fútbol y acá lo vemos con su bufanda del Barcelona F.C.


Ernest Hemingway dándole duro a la bebida en algún bar de La Habana
Ernest Hemingway dándole duro a la bebida en algún bar de La Habana


El gran Freddie Mercury cantando We will rock you en los hombros de Darth Vader (1980).
El gran Freddie Mercury cantando We will rock you en los hombros de Darth Vader (1980).



John Lennon, Mick Jagger y Yoko Ono improvisando canciones en el piano (1972).
John Lennon, Mick Jagger y Yoko Ono improvisando canciones en el piano (1972).


Tres leyendas del metal en una foto de 1989. James Hetfield, Ronnie James Dio y Axel Rose.
Tres leyendas del metal en una foto de 1989. James Hetfield, Ronnie James Dio y Axel Rose.


Mark Twain en una partida de su pasatiempo favorito, el billar. (1908).
Mark Twain en una partida de su pasatiempo favorito, el billar. (1908).


Oscar Wilde en toda su gloria desafiante y provocadora.
Oscar Wilde en toda su gloria desafiante y provocadora.


Picasso era muy apegado a su perro Lump. Era infaltable a la hora de comer. (1957).
Picasso era muy apegado a su perro Lump. Era infaltable a la hora de comer. (1957).


Rómulo Gallegos junto al poeta Andrés Eloy Blanco en 1948.
Rómulo Gallegos junto al poeta Andrés Eloy Blanco en 1948.

¿Cuál es tu precio?

rieles de tren entrecruzados

Todos tenemos un precio. Nos ofendemos solo porque no nos dicen la cotización correcta. Tal vez porque el canje es desproporcionado o la moneda es insuficiente.
Todo es negociable. Y es normal que esta idea te produzca rechazo porque de inmediato lo asocias con dinero. Pero no todo negocio se tranza en monedas. En ocasiones hemos entregado creencias a cambio de momentos de tranquilidad. Por orgullo nunca lo reconoceremos, pero ese fue nuestro precio.
Seguramente hayas conversado con alguien sobre cosas que no haría ni por todo el dinero del mundo. Pero si revisas tu historia, seguramente hayas terminado haciendo algo peor, cosas pequeñas acumuladas a lo largo del tiempo, o unas cuyo recuerdo te acompañará el resto de la vida. Y gratis.
Piensa por un momento en esas cosas que dijiste que nunca harías. ¿Golpear a un anciano por ejemplo? ¿Un asesinato? ¿Negar tu fe religiosa? ¿Tener sexo con alguien que no te agrada, ni te atrae, ni es acorde con tu orientación sexual? ¿Votar por el PSUV? ¿Ponerte una franela del Caracas?
No, nunca haríamos eso. Somos los buenos. Los bien portados. Pero ¿Y si el anciano intentó abusar de tu hijo sexualmente? ¿Y si el asesinato de un secuestrador significa la libertad de tu madre? ¿Que tal si por el simple hecho de negar tu fe, salvas a tu familia de una maldad de ISIS? Vamos, la franela del Caracas te brinda la oportunidad de pasar desapercibido contra los tipos que te andaban buscando en el estadio.
Ahora tal vez digas que esos casos son diferentes. Extremos. No, ese no es el punto. El punto es que estas circunstancias podrían ser tu punto de quiebre. El peso que te hace inclinarte y volver al inicio de este escrito. Ya no puedes decir que NUNCA harías algo así porque SIEMPRE habrá una situación hipotética que te haga recular y reconsiderar tu postura. Nuestras creencias y convicciones tienen un costo. Todos nos aferramos de distinta manera a ellas. No con todas, con algunas nos daremos el permiso de flaquear. O el gusto, dependiendo del caso. 
Busca dentro, muy adentro, sin cegarte cuál sería esa circunstancia donde tu piso moral y ético se derrumbaría. El sacrificio de la dignidad y el pudor ¿que precio tendría? ¿Dinero? ¿poder? ¿belleza? ¿fama? ¿hambre? ¿familia? ¿ego? ¿amor? ¿salvar la vida? Es divertidamente sórdido hacer estos experimentos de consciencia. 
Tu, al igual que yo has pasado algunas noches pensando en esto antes de dormir. Sígue hablándolo contigo porque quizás nadie entienda. O no logres conseguir las palabras para expresarlo. Mientras consigues a alguien con quien compartirlo, habla con tus demonios, conócelos, dómalos.  Así no te llevarán con los ojos vendados al limbo. Y tal vez aprendas  a comprender y perdonar a quién se dejó llevar por ellos.

¿Por qué se van? ¿Por qué se quedan?

Viajeros con sus maletas esperando para abordar en el Aeropuerto de Maiquetia. Venezuela

No es valiente el que se queda. No es cobarde el que se va. Ni viceversa. ¿Cuántos se han ido queriendo quedarse y cuántos se han quedado queriendo irse? El migrar a veces se sale de nuestras manos. Cada quien escoge su propia pelea.
Se de mucha gente que se quedó porque no tienen el dinero, se lo robaron. O se les enfermó un familiar significativo. O porque de corazón creen que el cambio puede estar cerca y ellos serán parte de eso. Los respeto.
También hubo gente que se fue, aún teniendo pensado quedarse. Ya sea por un encuentro traumático con el hampa. Un robo violento, un secuestro, amenazas, chantajes. O son acosados por el gobierno, policía, militares o racionadores de comida (si, lo sé, es lo mismo).
Saquemos de esta cuenta a todos aquellos, del bando que sea, que se dan golpes de pecho por el arpa, cuatro y maracas pero sus hijos nacen en EEUU y Europa, sobre todo chavistas con plata y muchos de oposición. Ni hablar de los que pasan años rasgándose las vestiduras hablando pestes de los que se van pero en secreto andan reuniendo dólar a dólar para largarse. Otros critican pero es porque la envidia se los come vivos.
He sabido de personas que reniegan de su gentilicio venezolano y asumen otro totalmente. Incuso hasta evitan hablar español. Supe de una que quemó el pasaporte venezolano apenas le dieron la otra nacionalidad. Otros hasta sufren de crisis de ansiedad cuando las circunstancias los obligan a volver a Venezuela, así sea por unos días. No los juzgo, no sé que les tocó vivir. A veces es muy deprimente sobrevolar Maiquetía y lo único que ves son ranchos y decadencia. Otros, por el contrario, hasta se llevan puesto el liqui liqui el día que van a jurar ante la Constitución de los EEUU o la del Reino de España.
Tengo una amiga cuyos hijos se sienten venezolanos, pero los chamos nacieron en otro país y viven en otro. Nunca han tenido la nacionalidad venezolana. Tenerla es un rollo legal súper limitante y les complicaría la existencia innecesariamente a la hora de seguir moviéndose por el mundo. Los trámites legales para mover a un menor de edad venezolano fuera de Venezuela es un dolor de cabeza burocrático clásico del subdesarrollo. Así que su seña como venezolanos se manifiesta por medio de una camiseta vinotinto y una arepa en la mano. Y casos como el de ella se multiplican cada vez más. El regresar al país solo para dar a luz es una necedad si tienes los medios y la situación legal para hacerlo afuera. Pero esa es solo mi opinión.
El permanecer o no en un país solo te quita la identidad, valor o lo que sea, si tu lo decides. Y si te lo quita, pues eso tampoco es cuestionable. En estos temas valoro más la integridad personal que el nacionalismo estúpido y panfletero. Nadie está obligado a aceptar realidades que no lo hacen feliz. Como dicen por ahí, olvida el asunto de las raíces. Muévete. No eres una mata de yuca.

Pecados necesarios


¿Cómo comenzaron ciertas prohibiciones sociales? ¿Quienes decidieron que ciertas palabras eran vulgaridades y otras no? ¿Cuál fue el criterio para decidirlo?
Se puede pecar por infinidad de cosas que nos parezcan absurdas. Pero siguen siendo pecado aunque no las entendamos.
Siendo adolescente falleció una tía (yo no sabía si de verdad era tía o prima de algún abuelo, pero todos le decíamos tía) y yo le tenía mucho cariño. Era una señora que a sus 85 años viajaba sola de Caracas a Valencia a visitarnos. Nunca se cansaba de eso. Lo hizo hasta casi el final de sus días. El punto es que su muerte me dio mucha tristeza y era primera vez que alguien a quien consideraba cercano, fallecía. Como todo adolescente no sabía manejar el asunto. Así que me dio por escuchar música. Mi música. Rock. Heavy Metal para ser más específico. Y alguien de mi familia fue a llamarme la atención por que eso y que era pecado escuchar música ante lo  sucedido. Nunca hubo manera de explicarle que esa era mi manera de pasar mi luto. Lo más irónico es que esa persona no le tenía aprecio alguno a mi tía. Y ya no tiene importancia. Pero eso me sirvió de referencia a los catorce años para darme cuenta que la moral es relativa.
Muchas veces nuestro concepto del pecado viene de la frustración que nos da el no poder volvernos locos y hacer lo que nuestros impulsos nos piden a gritos. Las generaciones anteriores ven mal a las actuales porque se sienten superadas. Porque la edad, las obligaciones, la rutina hacen que veas como escándalo lo que ya no puedes disfrutar. Mucha gente critica a una chica en microbikini o a un joven que dice lo que siente y piensa por YouTube porque están claros de que carecen de la gracia para ellos. Hay gente que se incomoda al ver gente tatuada porque no tienen el valor de expresar arte a través de sus cuerpos. Quienes ven la homosexualidad como una abominación guardan un profundo resentimiento por no poder expresar sus deseos, así que lo transforman en ira y rechazo al que si puede. Y así podemos seguir hablado de gustos musicales, literarios, costumbres de vida. Hay gente que no se atreve a cambiar su ideología política, religión o equipo de fútbol aunque estén conscientes de que son unas porquerías. Se siguen aferrando a sus creencias por orgullo, como si eso los hiciera especiales o puros. Aunque algo en ellos grite y patalee por botar esa camisa de los Tiburones de La Guaira, el rosario, la carrera que estudiaron y la foto de Carlos Andrés Pérez para abrazar nuevos rumbos ideológicos. No, cambiar de equipo es profano, no creer en el catolicismo es de herejes, quitarse el chip adeco-chavista es traición, dejar de ser lo que siempre has sido en toda la existencia, encerrado en cuatro paredes mentales, es malo. Todo lo que te hace libre y humano, es pecado. 
Pero nos gusta el pecado, necesitamos rechazarlo. Y también deleitarnos con el. La lujuria es pecado pero sin ella nos paralizamos. Nos volvemos grises. La ambición es mala en nuestra cultura tercermundista, pero no tendrías el impulso de mejorar tu calidad de vida sin algo que en el resto del hemisferio es una actitud obligatoria para el desarrollo individual y social.
El ser humano necesita pecar para poder conocer sus límites. Experimentar es pecado porque es descubrimiento. Es trastocar el mundo. La evolución es pecado porque no deja nada en pie. Y lo que queda igual se extingue. 

Yo sí. ¿Y?



¿Cómo puedes enfrentar a un demonio que no ves ni sabes donde está? Igual pasa cuando negamos nuestra naturaleza oscura. Esa que nos avergüenza y negamos para encajar en lo políticamente correcto. En ese momento nos convertimos en caretas sin alma ni esencia. No somos ni ángeles redentores ni demonios apocalípticos. Somos ambos y a la vez, ninguno de los dos. Somos humanos. Y nada más.
De entrada te digo que no soy ejemplo para nadie, mi vida no es virtuosa. Tengo defectos mentales asqueantes. Vicios a los que no quiero renunciar. Bebo, fumo, me ha atraído la pareja de un amigo. He tenido sexo sin tener el más mínimo interés por los sentimientos o emociones de la otra persona. He sido infiel. Varias veces. Una vez le metí mano y me acosté con la hermana de una novia. Y nunca me he arrepentido. Me gustó. También me han montado cachos y no las culpo. Quizás yo habría hecho lo mismo en sus lugares. He robado. Mi hurto favorito era un chocolate en un supermercado. Una vez lo hice por hambre. Logré hacerlo en un par de países. Me he hecho el loco en los transportes públicos para no darle el puesto a alguien que tal vez lo necesitaba más que yo. He hecho insultos homofóbicos y puesto en duda la reputación de la señora madre de deportistas y árbitros. Siempre desde lejos, escondido entre la muchedumbre, en una tribuna. Ni de vaina de cerca. Voté por chavez en el 98. Y si se lo perdonaste a Miguel Henrique Otero y al Conde del Guácharo, debes perdonármelo a mi. También fui comunista, ateo y encapuchado en la universidad por allá lejos en el 97, cuando si siquiera me salía barba. Ahora soy de derecha. Me he coleado en el comedor de la universidad. Le he mirado el trasero y los senos a alguna estudiante siendo profesor de forma lasciva y babosa. Me he alegrado por la muerte de personas a quienes considero desgracias para el mundo. Maleantes y varios políticos. No creo en la justicia divina. Y para desgracia de este planeta, muchos se fueron felices y sin pagar. Detesto dar limosnas. 
A veces, entre bromas, he dicho que ojalá no hubiera nacido en Venezuela. Me copié en un examen de química en el liceo. He dejado en visto a gente solo para dármelas de importante. He pedido nudes por casi todas las plataformas de mensajería. He odiado a familiares. En serio, odio. Y les he gritado e insultado. Y me he sentido bien y aliviado al hacerlo. He dejado de ayudar a personas por simple flojera. He llorado en la calle hasta dejar de sentir mis piernas. Le tengo fobia a los militares, policías y cualquier personal  de autoridad uniformado. No me gusta hablar con sacerdotes. La primera razón que tuve para dejar de ir a misa, es que me aburría y me aburren todavía. Como verás, soy como tú. Solo que en ocasiones me da por llamar las cosas por ¿su nombre? No. No soy yo quien le pone nombre a las cosas. Solo que, con la edad, voy perdiendo ciertas inhibiciones. ¿Sabes qué? Está bien equivocarte, ser parcial, tener una opinión visceral propia, gritar, decir un chiste malo, enojar a unas cuantas personas. Ser. Vivir. Es imposible fluir y ser auténtico sin molestar a nadie. Quizás por eso soy cada vez menos idóneo para la diplomacia. Lo políticamente correcto me va pareciendo cada vez más falso e hipócrita. Artificial y vacío.  
Quiero ver más verdades, más emociones reales. Crudas y brutales como una película de Tarantino. Que nos salpiquen los desahogos, las confesiones como los trozos de cerebros que saltaban en Bastardos sin gloria. Ahora quiero que la verdad sea parte del show.




QEPD los clichés de género

   


Estos tiempos nos hablan de acabar con barreras que van mucho más allá de cambios políticos y económicos. Vivimos en una era donde nos reconocemos más como seres humanos, miembros de una misma especie que comparte sentimientos, emociones, reacciones, impulsos y deseos. 
Considero que estamos viviendo profundos cambios en nuestra cultura occidental desde lo personal, lo íntimo. Nuestra generación se está encargando de cruzar fronteras que tradicionalmente estaban cerradas por los estereotipos, el juego de roles, los prejuicios, la vergüenza.
Hay cambios radicales en la manera como vivimos nuestra sexualidad. Las variantes son infinitas y ya no hay monopolio de tendencias. Si, las mujeres también piden desnudos por Whatsapp, cada vez, con más confianza, admiten que también les gusta ver. Igual que a nosotros los hombres. También tienen amigas con quienes se ufanan de los hombres que han conquistado, de los corazones que han roto y de las infidelidades que han disfrutado. También hay hombres que cuando les preguntan qué les sucede responden "Nada", sin que eso implique la caída de un testículo. La histeria por ver a Romeo Santos en concierto es el equivalente al Uuuuufff cuando veo a Scarlett Johansson. Se manifiestan de forma diferente, pero la raíz de la reacción es la misma. Nadie se ha vuelto malvado o egoísta. Solo están fluyendo.
Hay mujeres que dominan en la cama desde tiempos inmemoriales. Que les gusta tener sexo ocasional sin implicaciones románticas. Tengo amigas lesbianas que les gusta ser vistas y admiradas por hombres y que les digan cosas, sin que eso implique ni un mínimo de pérdida de identidad sexual. Así como nosotros podemos quedar enganchados platónicamente por un beso o un roce de manos. Y hay hombres también que les encanta tomarse selfies. Porque tal vez si lo hago yo me veo narciso, pero si lo hace David Beckham provoca auténticas cataratas. También sentimos envidia por la apariencia. Nos gustaría que nos vieran como a Tony Stark o a Brad Pitt, a quien odio profundamente por usar minifalda de cuero y sandalias trenzadas en Troya y aún así, verse más masculino que yo.
También nos gusta que nos escuchen acerca de lo que sentimos, que nos mimen, que nos inviten a salir, que tengan un detalle. Y muchos estamos optando por prestarle mayor atención a quienes quieren estar con nosotros y comprenden que esos detalles deben ser de ambos lados. 
También nos fijamos en los sentimientos y en las aspiraciones del otro. Si, también me gusta ver tetas y traseros. Pero aquí entre nos por ponerles un ejemplo, no considero ni remotamente atractivas a las mujeres arrogantes ni a las que les encante el mundo de los malandros ni la estética gangsta. Porque no soy bueno en complacer egos ni tampoco tengo intenciones de comportarme como un mototaxista reguetonero. Así como también hay mujeres que se derriten ante la elocuencia, la inteligencia y la intelectualidad nerd por encima de la musculatura y el buen bailar. 
Amo a mi generación por estar exterminando clichés y lugares comunes. Por profanar lo sacro. Por tener su propia moral. Eso me encanta.

La Infidelidad en mis términos

A menos que usted tenga cierta parafilia y le de morbo con ver a su pareja buscando juntarse con otra persona, los cachos, que te soplen el bisteck o que te rasguñen la arepa, duele. 
Desde nuestro ego lo vemos como una traición que para muchos es imperdonable. No vuelves a ver a esa persona de la misma manera y pasas por emociones que van desde la tristeza hasta el rencor.
Pero para quienes lo hemos hecho, transitamos por las justificaciones. Lo hicimos porque podíamos. Por venganza. Por desatención. Algunos solo por experimentar. Y un sin fin de motivos que para mi, son los mismos para hombres y mujeres. No hay diferencias entre unos y otros. Con esta generación no vale aquello de que las mujeres aman o se entregan más ni nada de esas cursilerías de doña de los años cincuenta que nunca han tenido fundamento alguno. A todos nos gusta el sexo por igual a nivel de géneros.. Todos queremos experimentar cosas que nos vuelen los tapones. Nos gusta sentirnos deseados y también sentir que de alguna manera poseemos a la otra persona. Aunque sea por un momento.
A veces nos justificamos con aquello de ser infieles pero nunca desleales. Porque podemos follarnos a quien sea sin perder el amor y la idealización por alguien en particular. Ya queda en usted si acepta o patalea si le aplican el mismo principio.
También podemos justificarlas. Si el asunto fue con otra chica, déjala tranquila. Eso no cuenta como infidelidad. Al menos para mi. Vamos, admítanlo hombres. No puede molestarte algo tan sexy.
Hay otras formas de infidelidad y viene de los apegos. No hablo de deseos porque es absolutamente normal que nos sintamos sexualmente atraídos por personas que no son nuestras parejas. Así que los berrinches por admirar discretamente a alguien están de más.
Si estás con alguien que aún añora a un ex por lo mucho que lo quiso, porque fue su primer hombre/mujer, porque es de l@s que dice que solo se ama una sola vez, lo mejor que puedes hacer por ti, es que des por terminadas tus aspiraciones a que esa relación se convierta en algo relevante. Si te nombra más de dos veces al tipo o a la chica mas de una vez en una salida, es hora de pedir la cuenta antes de que se convierta en un desgaste innecesario de buena vibra, energía, tiempo y dinero. Si decides insistir, difícilmente saques algo bueno de allí.
Si una persona no quiere superar sus relaciones pasadas, no tienes tu que cargar esa cruz. Tampoco es justo que los demás carguen con la tuya. Esa persona, que tal vez puedes ser tu mismo, no necesita una nueva pareja. Necesita psicoterapia que ni siquiera tu, siendo profesional de ayuda puedes darle.
Tienes que estar claro en que no tendrás ni fidelidad ni lealtad. Irás rumbo a un barranco emocional del que saldrás herido o engañado.
No siempre vas a recibir lo que das. La justicia divina está sobrevalorada. Define qué es lo que quieres vivir y cómo. Es una manera de poner las riendas a tu destino, aunque sea un poco. Por ratos.

Mentiras recurrentes


Seguimos con el trauma con la victoria de Donald Trump y los acostumbrados señalamientos a la generación actual. No tardaron las vestiduras rasgadas diciendo que el ascenso del rey de los "red necks" al poder era consecuencia de tantas horas en YouTube, de tuits sin sentido, de memes incomprensibles para quienes tienen más de cuarenta. Nuevamente la vieja cantaleta de achacar las desgracias actuales a quienes solo surfean con ligereza las consecuencias de los errores y carencias morales e intelectuales de las generaciones pasadas.
Nos volvemos a dar con esa misma piedra. La misma arrogancia y ceguera que llevó a tipos como chavez, evo, erdogan, kirchner y martinelli al poder (minúsculas por siempre intencionales). La misma que hace que nicolás maduro siga como presidente. Esa que no nos deja estudiar, evaluar y predecir al chavismo como fenómeno social pero que deja que ellos nos hayan estudiado, evaluado y predicho a niveles escalofriantes. La misma que nos dijo que Venezuela es el mejor país del mundo y que no nos hacía falta nada. 
Se que no soy el primero que lo dice pero podemos comenzar derrumbando nuestros mitos. Para mi, estos son algunos:

La dirigencia de oposición está mucha mejor preparada que el chavismo: Tenemos que definir qué es estar preparados. Si se refieren a cursar estudios en Harvard, Oxford, Cambridge y Yale, les informo que una cosa es el conocimiento y otra es la sabiduría. Una cosa es el saber y otra es la inteligencia. Podemos tener miles de doctores y PhD en la dirigencia pero son completamente inútiles al no poder usar esos conocimientos con inteligencia para enfrentar rivales, en teoría, menos preparados académicamente. El problema es que han sido incapaces de llevar ese saber a la práctica. Y para pesar del país, el chavismo si lo ha hecho. Precisamente, se aprovechó de que la oposición los subestimara tanto. Tu no puedes llamar bruto a alguien que consiguió y mantiene por tantos años, algo que siempre has querido pero nunca logrado. Con todos esos altos estudios, no pudieron conectarse con el sentir de la gente y aún les cuesta muchísimo. Porque lamentablemente, la empatía no la venden en farmacias.

El discurso de la oposición es más coherente que el del chavismo: No. Tal vez en algunos voceros sí lo sea, pero son rarezas. El chavismo no es una ideología. Es un modus operandi donde unos cuantos sacan provecho de la minoría para controlar todos los recursos y quedarse con la mayor parte mientras dan unas cuantas dádivas, nunca antes vistas, a una mayoría que los amará por el regalo, aunque eso signifique quitárselas a quienes se las han ganado con trabajo. Eso venden, eso venderán por los siglos de los siglos. Todo el mundo sabe a que atenerse con ellos.
17 años después, la oposición ni siquiera se atreve a decirnos lo que harán con el control de cambio. Ni mucho menos asomar cualquier cosa que huela a capitalismo liberal. No se puede confiar en quien no te dice mucho de sí mismo.

Los medios: Chavez dominó a su antojo al país con buenos números en popularidad, con la mayoría de los medios en contra. Ahora nicolás sigue mandando con la gran mayoría de los medios comprados o autocensurados y con una muy baja popularidad. Los grandes medios de comunicación dejaron de ser una referencia para la opinión pública real, esa que decide elecciones, que le aburren los articulistas sesudos y adornados, la que solo busca la noticia que de verdad le interesa. Lo mismo sucede con las redes sociales. Twitter se ha convertido en una especie de pueblo fantasma. No porque nadie la use. Sino por la grosera cantidad de bots y perfiles falsos buscando tapuzarnos de ideas prefabricadas que no tienen nada que ver con lo que la gente comenta en la calle. Un espacio donde los seres reales escasean. Vemos torpemente como incluso hasta se paga por tuits a "influencers" por decir una y otra barbaridad pero que no tiene ningún impacto en lo que se habla en los buses o el metro. Se venden imágenes pulcras en Facebook e Instagram que no corresponden a personas reales. Solo muñecos que repiten una consigna que ya no cala por el alto manoseo. Ni hablar de muchos articulistas que pasaron al olvido popular. Todos estos condenados a solo ser vistos y leídos por un entorno específico y cerrado. La endogamia de los altos análisis socio y geo políticos donde solo nos vemos el ombligo y las apariencias de los nuestros. Sin mirar más allá de la próxima cuadra.

Conoce a tu enemigo mejor que a ti mismo. También conoce a los tuyos. Sus aspiraciones, sus sueños, sus deseos, sus simpatías y sus rencores. Sin ese detalle, el cambio no pasa de ser una consigna vacía y acartonada. Si me preguntan a mi, diría que primero tenemos que cambiarnos a nosotros mismos. Pasa por dejar de decirnos tantas mentiras. A ver si Venezuela comienza a ser un país de verdad y no un territorio con playas bonitas y el Salto Ángel. Por si queremos de verdad dejarle algo a las generaciones que hoy satanizamos por nuestros errores.

Deja que fluya

 

La vida es como el agua. Ella misma debe seguir su curso, hacerla fluir. Porque cuando deja de fluir se estanca. Y el agua, al igual que la vida, cuando se estanca comienza a apestar.
En la vida todo debe fluir con naturalidad, sin que eso implique dejarnos llevar como si fuéramos una bolsa plástica rehén de la marea. Recorremos el camino atentos al paisaje, a los baches, a los carros, bicicletas y motos que van en nuestra vía o ya van de regreso. 
Pero hay cosas que no podemos controlar completamente. Deben llevar su propio ritmo, porque sino suena a esos mensajes que prácticamente obligan a los empleados a escribir en navidad para aparentar que la empresa u organismo público son una familia feliz. Y al final terminan tristes y prostituidos todos.
Porque la lealtad debe fluir. Y ganarse.
Porque el respeto fluye. Y se merece.
Porque la amistad fluye. Y es recíproca.
Porque la pasión fluye. Y es satisfecha.
Porque el amor fluye. Y es correspondido.
Todos corriendo su propio cauce. Naciendo, aprendiendo, evolucionando. Porque lo que no evoluciona, se atrofia. Y luego estorba. Se vuelve inútil y prescindible. Como el apéndice.
En estos días una amiga me comentaba que su grupo de amigos con quienes iba de rumba, al estadio, su gente de la universidad, ya no la hacía sentir cómoda. Y le dije que no. Que el asunto era que ellos seguían siendo los mismos. Menos ella. Ella había cambiado, evolucionado. Se había graduado, trabajaba, tenía un proyecto de negocios propio, estaba ahorrando para irse del país. Si tu entorno no cambia contigo, en algunos caso comienza a quedarte pequeño. En otros casos simplemente, ya no encajan. Entonces la cosa debe fluir y ella buscar a otras personas con quienes compartir su visión de vida.
Nos cuesta mucho a veces desprendernos de ideas, personas y trabajos que nos encasillan aunque ya no nos hagan felices. Nadie nació para una sola cosa ni para satisfacer solo a un grupo de personas, salvo principalmente, a ella misma.  Ni un trabajo, ni un estado civil, ni una carrera universitaria pueden definirnos. Porque somos más grandes, amplios, complejos y diversos que todas los adjetivos que nos puedan poner.
Solo debemos quedarnos con lo que podamos disfrutar, de lo que podamos aprender. Para que combinen con nuestra vida aunque nos vean como unos locos. Unos rebeldes. Así quiero que sea mi vida.
Para que siempre fluya. 
Para que no se estanque.
Para que no apeste.

Originales en la igualdad


Ser diferentes es un anhelo que nos persigue de forma consciente desde nuestra adolescencia. Ya no nos agrada que nos vistan parecidos ni combinados con nuestros hermanos. Y si somos morochos o gemelos la necesidad de identidad propia se intensifica para pesar de las madres cursis. Vamos, no es gracioso hacérselo a nadie.
Nos esforzamos a través de la ropa, tatuajes, el lenguaje y las actitudes en general dejar nuestro sello. Paradójicamente suceden cosas como que si te gusta el rock, te vistes de negro ta y como hacen las otras mil millones de personas que también les gusta el rock. Pasas a ser un cliché que pasa a ser de otro nivel cuando también te gusta lo gótico y las películas de terror. Las estrellas de rock se dieron cuenta de todo esto, ellos si saben algo de originalidad y si se fijan, ya no se visten de negro.
Más o menos pasa lo mismo con los políticos venezolanos. En el afán de agradarle a todo el mundo, paulatinamente, unos más rápido que otros, comienzan a ser una caricatura de lo que debe ser un político. La camisa Columbia o imitación donde solo le cambian el color ha marcado la pauta desde el 2012 en todos los bandos que se disputan el poder. Todos tan uniformados como las niñas rebeldes disfrazadas de Harley Queen en Halloween. Así como los inevitables sancochos, bebederas de cerveza, el evitar a toda costa hablar de que hacer con el control de cambio, la gigantesca y absurda cantidad de empleados públicos, el libre mercado, las misiones y una muy necesaria reforma constitucional, que hacer con PDVSA, entre muchos temas altamente escabrosos y comprometedores sobre el qué pasará el día después de mañana.
También todos nos prometen leyes como fórmula mágica para guiar a una sociedad maltrecha y sin rumbo. Por supuesto, siempre les saldrá más barato pagarle a un par de abogados para redactarlas que invertir dinero en la educación de los ciudadanos. Por eso sigo creyendo que mi modelo de sociedad universal utópica no tiene leyes. No son necesarias. Y no las necesitamos porque nos guían valores fuertes donde la premisa es el bien común sin joder la individualidad del otro. Y para eso no necesitamos policías ni militares. De hecho en esta espiral de crecimiento humano, el prescindir de estos últimos permitiría mayor inversión en educación, salud y desarrollo tecnológico.
Quiero ver a la gente exponiendo su talento sin miedo, a los que dirigen los países siendo seres humanos y no autómatas prefabricados funcionando para la satisfacción de un grupo, que los creyentes y religiones aprendan que todas son compatibles. quiero que lleguemos a Marte, que podamos publicar lo que sea y que nuestra única censura sea el juicio de las personas que deciden si nos leen y nos prestan atención o no. Porque confiamos en eso. Porque confiamos en los nuestros.
Eso sí que sería original. 

Preguntas incómodas, respuestas de requeme

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Las mejores respuestas aparecen muchas veces cuando cambiamos el enfoque de la pregunta. Como cuando perdemos el celular y dejamos de preguntarnos donde lo dejamos sino por donde caminamos. 
Un buen día dejamos de querer saber el por qué nuestros padres y demás familiares no siguieron juntos y cambiamos el enfoque. Ya no los vemos como papá y mamá, sino como dos seres humanos como tú y comienzas a tratar de explicar sus peleas. ¿Cuáles eran sus reproches mutuos? ¿qué los atrajo? ¿qué les parecía dolorosamente insoportable del otro? Y entonces pasa... Comienzas a comprenderlos, naturalmente tomando partido por uno de ellos aunque lo niegues. Conoces su historia antes de ti, sus preocupaciones, sus deseos, Luego entiendes, perdonas, aceptas. Y terminas haciendo eso mismo con todas las personas que pasan por nuestras vidas. Sin tener que conservarlos en tu vida, al menos comprendes las razones que los llevaron a buscarte o a traicionarte. A amarte o decepcionarte. Ves con alguna claridad el por qué permanecieron a tu lado o se marcharon. Y así el rencor se va. O al menos a mi me ha funcionado.
Pero también debemos hacernos las preguntas que nadie más se hace para encontrar a respuesta que necesitamos. Todas las historias son incompletas. Siempre faltan piezas. Elementos esenciales para ver el panorama completo. Porque la historia, la ciencia, el conocimiento, la sabiduría solo son posibles cuando sabes que las certezas son endebles y que el universo siempre puede sorprendernos con nuevas incógnitas y descubrimientos. La evolución es hija de la curiosidad.
¿Por qué hay gente que siempre es amable? ¿Por qué hay personas que son totalmente condescendientes en todas sus conversaciones sin importar lo polémico del tema, siendo capaces de cambiar su punto de vista solo para complacer al siguiente con quien hablen? ¿por qué tales o cuales personas riñen por todo pero al mismo tiempo siempre se quedan sin nada? ¿que motiva a los políticos que tras años de figurar en cargos aún no tienen nada? ¿si media FIFA está presa por corrupción y sobornos, los triunfadores y perdedores en futbol fueron acordados en oficinas? ¿qué se acuerda en las reuniones de la MUD y el chavismo? ¿por qué Leopoldo López se entregó? ¿que es lo que frena a Capriles en los momentos cumbres? ¿quiénes financiaron a chavez en sus inicios? ¿cuánto ganan los deportistas profesionales de Venezuela? ¿quién es el hijo preferido de mi mamá? ¿cuántos próceres de la independencia eran homosexuales? ¿cuantas mujeres de mi familia se han sentido atraídas por otras mujeres? ¿Cuántos presidentes han tenido que negociar con extraterrestres? ¿que tipo de porno le gusta a los obispos de aquí? ¿cómo hacen el público de países autoritarios para aguantar horas de discurso en primera fila sin ganas de orinar? ¿qué parafilia tendrá el Papa? ¿habrá olvido y perdón luego de todo esto en Venezuela?
No me disculpo por el requeme. Anda, ve y que tus propias preguntas te entretengan en un largo viaje en autobús o asalten tu sueño esta noche.

Que los libros nazcan donde sea

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Documentar estos tiempos es vital. Denuncias, atropellos, muertes por distintas causas, despedidas, dolor. También anécdotas e historias que valdrá la pena que sean recordadas. Me daría mucha, demasiada arrechera que en 40 años salga un webón a decir que con chavez (siempre en minúsculas) al menos teníamos esto o lo otro y pase como ahora con los perezjimenistas y adoradores de militares (pausa por las nauseas) cuyo análisis histórico depende un cartelito de Facebook lleno de falsedades que ocultan los abusos contra las libertades humanas. Quiero que esta historia sean millones de historias contadas por miles de venezolanos que se fueron o que se quedaron y que no nos echen el cuento solo un grupo con acceso a las pocas editoriales. Te invito a que cuentes la tuya a tu manera, con escritos, fotos o ambos. 
Me va a gustar leer cientos de crónicas sobre la migración, la famosa diáspora venezolana, contada por los propios inmigrantes. Como hicieron para sobrevivir y surgir en España, Panamá, Chile, Estados Unidos o en destinos más exóticos como Singapur y Corea. Historias sobre quienes decidieron quedarse y de cómo sortearon todos los obstáculos sociales y económicos para mantenerse en pie. Veremos a historia de los asesinados, heridos, perseguidos y acosados cuyas historias nunca llegaron a los medios de comunicación ni provocaron cadenas de oración ni franelas, mucho menos la solidaridad de celebridades. Y también quisiera leer historias sobre nuestras grandes victorias. Las muchachas de la Vinotinto ya merecen su libro, al igual que los que se mantienen investigando y creando cosas que aún no salen a la luz por falta de presupuesto e interés. Por esta vía también sacaremos a la luz miles de trabajos de grado con mención publicación que las universidades nunca publicaron. 
Poemas, novelas, historias de ficción, comics, guiones. Las opciones abundan. Esta puede ser nuestra gran revolución del intelecto. Porque todo conocimiento es inútil si no se comparte. La gran historia que representa estos años de desgracia socialista podría ser contada por cualquiera, así como la historia más representativa del Holocausto terminó siendo contada por una adolescente llamada Ana Frank. 
En Amazon y otras plataformas como Google y Apple puedes publicar tus libros y documentos sin costo alguno,lo que falta es más gente que se atreva. Prueba con la plataforma de Kindle para libros digitales y Create Space para libros en físico, te la ponen muy fácil con plantillas, modelos, recomendaciones, foros de discusión y cooperación. Todo está allí listo, solo para que unas tus ingredientes a tu manera. Te diré la verdad, no haremos plata para comprarnos apartamentos y carros con las regalías, ni siquiera un teléfono. Pero el regalo que le estarás haciendo a las próximas generaciones de venezolanos es invaluable. Se tu mismo parte de la historia por escribir de nuestro país. 

Si no sabes adaptarte, mejor no emigres



A mi me está pareciendo una soberana ridiculez eso de que los chilenos, españoles, colombianos, etc, están en la obligación moral de recibirnos por haberlos recibido a ellos en algún momento. En mi opinión es una falta absoluta de conocimiento de esa historia. Por ejemplo en Chile, no todos eran perseguidos por Pinochet ni todos eran partidarios de la dictadura. En España había tantos oprimidos por Franco como los que eran afines o indiferentes a su mandato o a la Guerra Civil. Es decir, ni todos los chilenos, ni todos los españoles, ni todos los colombianos nos deben nada, porque no vivieron esas terribles épocas. Las sociedades avanzaron y la dinámica cambió. Muchos llegaron a Venezuela y fueron tratados como ilegales de cualquier otro rincón. En el caso de los europeos, los metían en barracas, una especie de galpones insalubres ubicados en las afueras de las ciudades. Con esfuerzo y trabajo duro, muchos prosperaron y hasta llegaron a ser ejemplo de riqueza y prosperidad. También vivieron el racismo y el prejuicio de comentarios bobos como el que fueron explotadores y demás frases típicas de resentidos. 
Ya en Panamá, Curazao y Aruba no somos bien vistos por comentarios y actitudes torpes contra los locales. Ahora resulta que medio planeta debería estar agradecido por nuestra suprema grandeza y darnos todo, ignorando que en Venezuela hasta el papel sanitario se consigue con mucha dificultad. No sigamos dañando nuestra reputación, vamos a ubicarnos, no sea que muy pronto estos comentarios se conviertan en otra causa para que nos miren con recelo por esa estúpida arrogancia de creer que nos merecemos todo solo por ser venezolanos. ¡No! el ser venezolano inmigrante no te da derecho a recibir un trato especial. Ellos pueden perfectamente seguir sus caminos como naciones sin nuestra presencia. Respeta las leyes, échale bolas trabajando, pórtate bien, no jodas el país que te recibe para que no quede como el que dejaste y adáptate lo más rápido y mejor posible. Nadie se tiene por qué adaptar a ti y menos en su casa.

El origen de palabras y expresiones venezolanas ¡ya es un libro!

Publicar un libro es un reto con uno mismo. Independientemente de la cantidad de libros que uno logre vender, es un desafío a las propias capacidades en cuanto a concentración, creatividad, procastinación y sobre todo, superar el miedo a ser criticado. Pero es muy sabroso poder decir que ya llevo dos libros publicados mientras que muchos que presumen ser escritores, apenas son leídos por su grupos de amigos de café. Eso es lo que más me agrada de esta generación. Somos los que nos atrevemos por encima de cualquier convencionalismo. 
En este segundo libro, hablo sobre el origen de palabras y expresiones venezolanas. Comenzaron siendo una serie de artículos para echar el cuento de por qué nosotros en Venezuela hablamos así. Me enfrenté con el hecho de no ser lingüista ni académico. Escribí los artículos sin pensar en la academia de a lengua. Los escribí pensando en la manera de que mis sobrinos (el mayor tiene 11 años), lo entendieran y lo disfrutasen y que de alguna manera recuerden que tienen un tío medio loco e inventador que, entre muchas cosas, también escribe libros. Este es mi aporte al acervo cultural de Venezuela. Quiero que disfruten este libro, que será lanzado por Amazon (Dios bendiga el capitalismo) el 15 de agosto de 2016 y estará disponible, por lo pronto, en formato digital. Puedes conseguirlo en preventa en este link  https://www.amazon.com/dp/B01JXA9Q5C
Te encontrarás con algunas variantes respecto a los artículos que publiqué en este  blog. Esto es debido a las investigaciones y correcciones hechas en estos años. Y por supuesto, muchos términos que no coloqué en los artículos de los que te hablo. (Los plagiarios de mis artículos deberían revisar mejor lo que copian).
Disfrutalo tanto como yo lo disfruté al escribirlo.

Rubén Villegas

Yo cuestiono


¿Saben que me gusta de esta generación, de esta época? Que cuestionamos todo. Que dudamos de todo y debatimos todo. Con esta generación nada se salva. Es un reto constante a la autoridad y a las verdades absolutas e incluso a las solidaridades automáticas.
Los dogmas son refutables. A esta generación siempre le vas a tener que decir el por qué de todo.
Y eso es lo más increíble. Estamos en la época de mayor producción y difusión de conocimiento y al mismo tiempo de sabiduría. A haber medios que permitan la divulgación libre, como el internet, se pueden leer muchas idioteces, cierto, pero también todos hemos visto genialidades condensadas en un tuit o en un post de Facebook e incluso un snap. No creo que haya habido en la historia de la humanidad, una generación que lea y escriba más que la actual y la cosa irá aumentando exponencialmente en la medida en que los medios de conexión sean más personales, globales y accesibles. Mucha gente me dirá que esta generación no lee porque no saben quién fue Doña Bárbara. Yo les diría que en contra peso, ya se leyeron 7 libros de Harry Potter, 5 de El Señor de los Anillos, 3 de Los Juegos del Hambre, 5 de Canción de Hielo y Fuego, claro, pueden cuestionar la calidad literaria de algunos. Pera para mi, lo que cuenta en este caso, es que lo leyeron. Como dije en otro post, la humanidad evoluciona y me gusta pensar que siempre es para mejor, con la sabida excepción de algunas sociedades. Pero en suma, va siempre adelante, superando a las generaciones pasadas. Tenemos mayor expectativa y calidad de vida, existen mayor cantidad de gobiernos democráticos y hay menos guerras, por solo contar algunos detalles.
Esta generación no puede esperar por el permiso de algún poderoso que quiera publicar sus opiniones. Sacan memes con mayor contenido que muchos caricaturistas clásicos. Se burlan del excesivo protagonismo de las madres solteras en el día del padre, se ríen cuando les dicen que no pueden bañarse después de comer o que pasar e tiempo con videojuegos los vuelve idiotas o que la mejor y única manera de servir a la patria es siendo militar. Cuestionan los dogmas religiosos, tienen nuevos conceptos de justicia y como todas las generaciones, construyen su propia moral. Son retadores por naturaleza.
Seguirán creando, porque de la duda y el cuestionamiento nace la sabiduría y el conocimiento. Como siempre ha sido. Fruto de personas que se hicieron preguntas incómodas o no convencionales. ¿Qué sería de la humanidad si aún aceptásemos sin chistar que la lluvia existe porque Dios llora por nuestros pecados?
Esta generación molesta y disgusta. Es incómoda. Dura de guiar. Porque quiere hacer su propio camino, con sus propios valores, principios y su moral. Manda al diablo las jerarquías con irreverencia y humor. Vale a pena vivirla y verla cuestionando, incluso este blog.

Lealtad y trabajo



El mundo cambia, la gente cambia,las organizaciones cambian, las parejas cambian, la política cambia. Y si tu no cambias, nadie te recordará.

Que triste es ser chavista y no saberlo

Esa gente que dice "fulano robó bastante cuando estuvo en el gobierno, pero al menos construyó algo". Me imagino que son los mismos que dicen "me montó cacho que jode, pero me lo cale porque hacía café sabroso". 
La tara mental y de autoestima que aún tenemos en algunos temas es grave. Y es una forma de ser chavista sin saberlo.
Cuando usted dice: "Es que los comerciantes también abusan". Usted es chavista. Y lo peor es que tal vez no lo sepa. 
Cuando usted dice: "Esta bien que saqueen esa panadería,o esa gandola". Usted es chavista. Y lo peor es que tal vez no lo sepa. 
Cuando usted dice: "mala suerte que se murió ese señor inocente, pero había que buscar los malandros". Usted es chavista. Y tal vez no lo sepa. 
Cuando usted dice: "Que de pinga que están linchando, había que hacerlo". Usted es chavista. Y lo peor es que tal vez no lo sepa. 
Cuando usted aplaude que un gobernante aplique sentencias o castigos sin juicio previo, sin sentencia, sin investigación, solo porque es lo más populista del momento, usted es chavista. Y tal vez no lo sepa.
Cada vez que usted dice: "Los militares deben actuar para arreglar todo esto". Usted es chavista y no lo sabe.
Cada vez que usted se alegra porque sale un rumor sin certeza contra algún emprendedor o empresario exitoso y lo celebra como un triunfo suyo, ese sentimiento oscuro de envidia que le surge, es chavismo, y usted no lo sabe.
Porque eso es lo más triste. Que hay aún demasiada gente que es chavista. Y es terrible que aún no lo sepan.

¿Niza o Irak?

¿Nos importa más lo de Niza que lo de Irak? Si. Y no somos malas personas o faranduleros por eso. Los seres humanos nos identificamos más con culturas similares a la nuestra o sociedades que históricamente hemos admirado. Siempre sentiremos más empatía por los franceses que por los irakíes por compartir valores y códigos propios de Occidente. Por la misma razón, nos importa más la gente que pasa hambre en Guarico, por ejemplo, que los que pasan hambre en Bangladesh. Simple identidad. ¿Que los medios le dieron más cobertura a Francia que a Irak? Falso. Que algunos vivan desinformados y luego quieran darse golpes de pecho por la cruel y farandulera humanidad ya es otra cosa. Por último, háganme el favor, ustedes tampoco se acuerdan nunca del medio oriente hasta que alguien de allá mata a un gentío de Occidente.