En todas las épocas siempre habrá heterosexuales, homosexuales, quienes experimentan un ratico o durante unos años, los castos y mundanos en la misma proporción. La diferencia está en cuántos se enteran de eso. Hoy en día, afortunadamente caminamos hacia la desmitificación del comportamiento sexual como base de la moral.
Gracias al poder de la información, hemos ido asumiendo, paulatinamente, que la naturaleza humana no admite encasillamientos. Que se puede expresar con la manera de hablar, la religión, la posición política, nuestros gustos musicales y hasta enviando o recibiendo un simple nude. Solo quienes se han ido quedando atrás, desplazados por la velocidad de nuestra realidad, se quedan quejándose como quien lloriquea porque el autobús los dejó. Yo admiro la valentía de quien es capaz de expresar sus impulsos y deseos. Esta generación está buscando hackear la sexualidad acallada.
Los bacanales que hacían los antiguos griegos y romanos no se comparan a ninguna fiesta pública de hoy. Ni siquiera Woodstock con todo su amor libre se le puede comparar. Igualmente las costumbres sexuales de los mayas, chinos, aborígenes latinoamericanos, antiguos indostanes y así, en muchas culturas. Incluso he llegado a pensar que los occidentales hemos ido en un camino hacia el tabú de la expresión sexual. Nos horrorizamos o vemos con sorpresa a quien decide cambiarse de sexo y devoramos con morbo cualquier exhibición sexual pública de un famoso. Idealizamos la monogamia y el matrimonio por amor como si fueran cosas olvidadas cuando en realidad son conceptos muy nuevos en nuestra civilización, hasta bien entrado el siglo veinte, los matrimonios dependían de la aprobación y negociación entre familias, así que el hecho de que tus padres o abuelos hayan existido, probablemente se haya decidido por conversaciones entre jefes de familia y no por las serenatas y flores.
Por supuesto también hubo quien se casó y tuvo familia para guardar apariencias. ¿Tú te imaginas que te enteres que tu bisabuela era lesbiana y le metía a su comadrita bajo la excusa de que tejían? ¿Cuántos héroes de la independencia, presidentes, miembros del salón de la fama del beisbol y el boxeo eran homosexuales? ¿Y si después de la firma del acta de la independencia se fueron a celebrar con una orgía que haría sonrojar a Calígula y Rocco Siffredi? ¿Y quién puede dudar de su aporte a la humanidad? Pues nadie tendría la autoridad moral para quitarles sus méritos, solo porque se sepa que se atrevieron a probar cosas que tú no sabes si te gustan o te gustarán más adelante. O que quizás no te gusten nunca. Pero parte de la evolución de la humanidad, se debió en parte, a que un grupo se atrevió a experimentar.
Pero de esto, muy poco se puede contar, aunque, sin duda, harían las lecciones de historia mucho más interesantes. Mientras tanto disfrutemos de la apertura y la sinceridad con que la humanidad muestra sus verdades íntimas en estos afortunados tiempos. Yo no cambio estos años por ningún otros.