Desde la antigüedad, los griegos sostenían que "Mente sana en cuerpo sano". Y ésta afirmación se mantiene vigente. Se ha demostrado que nuestras emociones y pensamientos pueden ser capaces de influir notablemente en nuestro estado físico.
Pensemos por un instante en los síntomas de un resfriado o una gripe común. Debilidad que no nos permite levantarnos de la cama, ojos rojos y llorosos, nariz aguada, falta de apetito, dolor de cabeza caracterizado por una sensación de pesadez y presión. Ahora pensemos en los síntomas físicos una persona que llora amargamente… ¡Son los mismos! ¿Coincidencia? ¡No! El estrés y el dolor inconsciente o tristeza por no poder resolver situaciones, afectan nuestro sistema inmunológico permitiendo el paso de virus como el de la gripe. El cuerpo busca desahogo y provoca una especie de llanto simulado que no es tal sino desarrollar los mismos síntomas y estados físicos del mismo. Cuando la mente no quiere llorar, el cuerpo lo hace por ella, pero a su manera.
Este es un ejemplo sencillo de cómo las emociones tienen repercusiones importantes en la salud de las personas, lo cual constituye el objeto de estudio de la psiconeuroinmunología. La Psiconeuroinmunología es la ciencia que estudia la interrelación entre el psiquismo, el sistema inmunológico, el sistema nervioso central y endocrino. Estudia como los factores emocionales, contextuales y ambientales influyen en la aparición de enfermedades y la el proceso de curación de las mismas.
Pero también nos ayudan a mantenernos sanos. Incluso ante enfermedades que son potencialmente mortales, el mantener una actitud positiva y optimista puede ayudar a superarlas. Los pacientes con cáncer con allegados que los ayudan a mantenerse alegres y con fe en la sanación, tienen mejores posibilidades de sobrevivir que los que se dan por vencidos. Mientras muchos mueren a los meses de haber sido diagnosticados con estas enfermedades, otros logran eliminarlas o vivir 20 años con ellas.
La leyenda de la NBA y los Lakers Erwin "Magic" Jhonson, Diagnosticado con el VIH en 1991, hoy se mantiene activo en giras con partidos amistosos para recaudar fondos para su fundación dedicada a la investigación sobre éste flagelo. Y sigue siendo tan alegre y ágil en el juego a su edad que es la envidia de muchos jugadores jóvenes que comparten eventos con él. Es prueba viva que los medicamentos no son suficientes para mantener la salud.
En situaciones más cotidianas, vemos estudiantes con fuertes dolores de estómago antes de presentar un examen final y a altos ejecutivos con los mismos síntomas antes de tomar decisiones muy importante para sus organizaciones ¿Por qué les ocurre lo mismo a estas personas por estar bajo presión? El estrés constante y el no poder salir de algunas situaciones relacionadas con el deber pueden provocar problemas gastrointestinales como infecciones estomacales, rotavirus y vómitos. En estos casos, el cuerpo busca deshacerse de las cosas que la mente no puede resolver, aunque ésta no sea la manera más elegante.
Los niños sobreprotegidos tienden a ser más enfermizos. Es común el asma o constantes enfermedades respiratorias en ellos. El exceso de cuidados hace que el niño pierda autonomía y se acostumbre en exceso a la dependencia de los padres. Esto lo lleva a no realizar actividades que impliquen descargas importantes de adrenalina y no se adaptan fácilmente a las emociones fuertes ni a grandes esfuerzos, por lo que son muy susceptibles a éste tipo de padecimientos por no desarrollar su capacidad respiratoria.
Es sabido que a los hombres, por cultura, no se permiten expresar sus emociones más intimas libremente, ya que pueden ser consideradas una muestra de debilidad. Otros se acostumbran a expresar la ira de sobremanera y es sabido que puede tardar aproximadamente 24 horas en recuperar su ritmo y estado normal luego de un ataque de una rabieta fuerte. El mal carácter puede pasar factura y llevar a que un hombre sufra de patologías cardiacas y cerebrales que puedan llevarlo a la muerte.
Tanto en hombres como mujeres, el amor propio, el optimismo, el humor, la fe y la inteligencia emocional, pueden ser la clave para el autoconocimiento y la atracción de personas y circunstancias positivas que brinden estabilidad emocional e influyan, a mediano y largo plazo en la salud y longevidad. Por eso se recomienda:
No guarde rencores: Si algo le molesta comuníquelo a la persona correcta para buscar una solución. Y si la situación es insostenible y no depende de usted, tome distancia.
Ríase: La sonrisa y la carcajada sincera pueden llegar a ser excelentes relajantes musculares. No pase un día sin su dosis.
Construya relaciones constructivas: La convivencia con la pareja e hijos no deben ser un viacrucis cotidiano. Disfrútelos y comparta con ellos a plenitud.
Hable bien de usted: Las frases positivas sobre nosotros mismos es el mejor estímulo que tenemos. Evite las autodescalificarse e insultarse.
Tenga conversaciones de calidad con sus cercanos: La comunicación también juega importantes papeles en nuestra salud. Hablar con nuestras amistades o pareja sobre lo que somos, más que sobre lo que tenemos, ayudan a drenar tensiones y generar serotonina al sentirnos aceptados y comprendidos. Eso nos hace felices.
El poder de la fe: Las personas con fuertes creencias religiosas, basadas en el amor, tienen mejor expectativa de vida que las que no las tienen. Tienden a mantener la esperanza en situaciones difíciles y trágicas.
Tenga actividades recreativas: Haga algún deporte, un hobby o cualquier actividad que lo relaje y aleje de pensar en los deberes cotidianos.
Y por último. La felicidad depende de nuestras actitudes y no de lo que tenemos ni de las circunstancias que nos rodean. Ser felices, saludables y exitosos es un camino que recorremos a diario con la mirada puesta en nuestras metas, evolucionando en cada paso que damos.