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El verdadero éxito en las organizaciones deportivas.


Nos alegramos y nos emocionamos con los triunfos y trofeos de nuestros equipos deportivos. Esa emoción que se ve desde dentro y fuera de los clubes siempre es fruto de un trabajo que quizás muchos creen lleva en lograrse unos meses y el pagar grandes contratos a un jugador.
En unos contados casos esto ha sido así. Para luego observar como la plantilla es desarmada en su totalidad y en la siguiente temporada el equipo queda convertido en uno mas del montón. Y hasta peor.
De estas debacles no se puede responsabilizar sólo al técnico o entrenador, ni mucho menos a un solo jugador. Eso sería como decir que los problemas de un país son responsabilidad de un presidente y no de sus ciudadanos. Tiene que ver con toda la cultura deportiva, sus valores, objetivos de la organización en si misma.
Las organizaciones deportivas deben usar los mismos cimientos de las corporaciones. El deporte también es una industria que en manos correctas y bien intencionadas, puede generar y expandir beneficios económicos a todos sus miembros y allegados, además de proporcionar bienestar integral a los involucrados en ellas.
Es por esto que resulta necesario que los valores sean las bases de sus acciones. La educación, el respeto, la responsabilidad, la lealtad, el trabajo, la solidaridad, entre otros deben ser las banderas que debe erigir toda organización deportiva que aspire ser exitosa de forma consistente a través del tiempo.
Hoy en día podemos ver como evolucionan y se desarrollan grandes equipos como el F.C. Barcelona y el Manchester United basados en esta filosofía y cultura organizacional.
En ambos vemos que se hace énfasis en la formación de sus canteras. Sus bases infantiles y juveniles son formadas de forma integral. Se cuida la formación física y el desarrollo de habilidades del atleta. Y a la par, se le da una educación formal de primera línea con el objetivo de formar ciudadanos con identidad y sentido de pertenencia. Personas con sentido social que sean conscientes del valor de su participación para lograr mayores cosas como conjunto. Se valora al ser humano por encima de sus capacidades futbolísticas. Estas últimas tarde o temprano desaparecen, las primeras son perennes.
Como resultado tenemos organizaciones exitosas, autosustentables y que han podido reproducir sus triunfos de manera constante y que ante los fracasos han sabido adaptarse a mejoras coherentes sin perder el rumbo. Con planificaciones estratégicos a corto, mediano y largo plazo coherentes y evitando la improvisación o acciones poco analizadas.
Sus miembros mantienen una cultura y sentido de pertenencia envidiables. Sienten la organización como su segundo hogar y reproducen los valores aprendidos allí. Se puede notar al ver que el grueso de la plantilla de entrenadores y preparadores fue formado desde su juventud en las mismas canteras. Garantizando que estos mismos repliquen en los nuevos talentos el estilo, la identidad y la cultura organizacional. Que se refleje desde en los pases o jugadas en el campo de juego hasta con el trato con la prensa y por supuesto en el manejo de sus vidas privadas.
Así como también más de la mitad de la plantilla del primer equipo están desde niños en los centros de formación de la institución. Y adicional a ello un importante número de jugadores oriundos de la región. Son organizaciones donde se valora el trabajo a futuro. Que conocen el valor de sus semilleros. Y que logran un impacto psicológico importante en sus miembros al considerarlos valiosos desde sus primeros pasos. Y al mismo tiempo privilegiados de pertenecer a mas que un equipo, a una familia.
Toda esta gran familia gira en torno al eje del deporte como camino del desarrollo integral del ser humano. Con la infancia y la juventud como sus mas importantes inversiones. Incluyendo su identidad regional, proyectando la institución como parte de la imagen de la misma. Una asociación entre equipo y localidad que identifique a sus habitantes con la institución, adoptándola como uno de sus símbolos y códigos. Y al mismo tiempo generando una pertenencia desde el club o asociación deportiva hacia la región, participando y compartiendo actividades con la misma que superen la mera publicidad para ser parte de su cotidianidad.
Es esto lo que hace grande y eterna a una organización. Como podemos ver son claves que se comparten con empresas de otra naturaleza y que han logrado estabilidad y productividad creciente a lo largo del tiempo. Se trata de que cada una de las instituciones busque su identidad en sus raíces y no pierdan de vista su misión y objetivos.