Me encanta la pizza, los tercios negros, crear textos e imágenes mientras me fumo un cigarro en la mañana; mucho es lo que se me ocurre mientras espero unos minutos en la mañana antes de entrar a la oficina. Odio tomar medicamentos, tampoco soy de ir al médico; lo hago como último recurso. Como cosa contradictoria, le insisto a mi gente cercana que vayan y se mediquen si se sienten mal. Me gusta el chocolate, tirarme en la cama sin pensar en nada un buen rato. Cuando troto lo hago porque me relaja y se me ocurren cosas, lo hago por eso, no porque crea que viviré más tiempo o me pondré guapo.
Me saca de mis casillas que me sermoneen sobre la salud, tanto como si lo hacen con cosas de religión. ¿Se creen mejor que el resto de la humanidad porque le recen a la virgen o tengan un pastor y beban herbalaif? ya les echo un cuento.
Mi abuelo murió hace poco. Era ateo, fue camionero durante más de 40 años. Vivió, comió, durmió, cogió como un camionero. Bebía aguardiente, tenía una buena memoria y leía mucho. No lo admiraba por esas cualidades, pero con él aprendí que cuando te toca, te toca. Al final murió en la sala de mi casa mientras desayunaba a los noventa y pico de años, nunca se sabrá la cantidad exacta por cosas de los registros civiles de los pueblos venezolanos. No se cuidó y vivió. No por la tontería esa de personas desinformadas de que la gente de antes duraba más, sino que en mi mente, el hacer lo que le dio la gana con su vida, al menos le valió una existencia placentera sin muchas frustraciones.
Tengo vecinos y conocidos que murieron de las maneras más absurdas e insólitas. Enfermedades raras, balas perdidas, accidentes de auto, etc. Y eran buenas personas, bien portados, iban a gimnasios y todo eso. En fin, vive esta vida donde cada vez nos queda menos.
Total, seguro que mañana saldrá un idiota con mucha exposición mediática a anunciar que el oxígeno tiene gluten y que la vida da cáncer.
Seguiré viajando, escribiendo, creando porque no quiero que mi único legado sea un hijo o una casa. Mi legado será solo para mi y para mi nombre aunque solo quien me quiere lo recuerde, aunque eso me cueste llegar a viejo arrugado y mucho más feo. Total, nada es más inútil que ser un hermoso cadáver.
Así que cómete tu Nutella en paz y úntala con lo que más te de placer. Que se jodan los hipocondríacos.