Mucho se ha hablado en el deporte de
alta competencia en la actualidad, acerca de la importancia de los
profesionales de ayuda dentro del equipo técnico y de preparación integral de
los atletas.
El ser humano, por ser una unidad
bio, psico, social necesita tener un balance entre todos los aspectos que
influyen en su rendimiento integral. Y los deportistas no son la excepción.
Es necesaria la presencia de
profesionales de la conducta tales como psicólogos, terapeutas y orientadores
que complementen la labor de la institución y entrenadores. Estos últimos han
dado paso a la influencia científica que ejerce el uso de la psicología como
una herramienta vital que acompañe la puesta a punto de las estrategias,
tácticas y optimización del rendimiento físico.
El profesional de la conducta
enfocado en deportes, tienen como función dirigir correctamente todo el
potencial del atleta a nivel mental. Por medio de diferentes técnicas,
consolida la planificación de objetivos y metas a corto, mediano y largo plazo.
Busca la sistematización de rutinas
positivas que brinden estabilidad y seguridad en el atleta para afrontar las
diferentes situaciones, dentro del terreno de juego y no perder la perspectiva
y convicción acerca de su capacidad para afrontar los retos.
Estos profesionales, además se
valdrán de instrumentos de observación y evaluación de actitudes, conductas,
pensamiento y percepción del entorno y del deportista en si. Para así poder
determinar los elementos que puedan influir positiva o negativamente en su
desarrollo, tanto individual como dentro de un grupo. Así como el evaluar y
ejecutar estrategias que ayuden al equipo completo en la búsqueda de un
comportamiento orientado al éxito.
También le otorgan al atleta
herramientas de automotivación para afrontar retos y reveses. Así mismo para
manejar el éxito y no caer en triunfalismos que sobrevaluen sus capacidades. En
este aspecto es donde se nota el trabajo en aquellos deportistas que logran
sobreponerse a situaciones familiares y profesionales adversas, así como la
disciplina de aquellos que logran las victorias para celebrarlas de la forma y
en los momentos adecuados.
Esta figura se complementa con el
líder espiritual del equipo, quien rara vez es el mismo. El líder espiritual
por lo general es el entrenador o algún integrante del cuerpo técnico, el
capitán, el jugador con mayor experiencia, o aquel que sus valores religiosos y
morales sirven de ejemplo y guía a sus compañeros.
Un líder espiritual en el deporte
podemos verlo en la figura de Phil Jackson, multicampeón con los Chicago Bulls
y Los Angeles lakers de la NBA, quien con sus convicciones morales y
religiosas, ha encontrado su manera particular de influir en el ánimo de los
jugadores a su mando.
Puede complementarse perfectamente
con el psicólogo o el orientador deportivo para unir esfuerzos en la búsqueda
de la armonía en el grupo. Aunque, obviamente, sus acciones y procedimientos
sean muy diferentes.
El líder espiritual actuará en base
a sus experiencias, su calidad humana y su buena voluntad. No necesariamente
conoce de técnicas de ciencias de la conducta como las que maneja un psicólogo.
El psicólogo actuará en base al diagnóstico científico y profesional que
realice.
En caso de que ocurran discrepancias
entre ambos, deben poner de su parte para lograr un consenso, cada quien desde
sus puntos de vista válidos en pro del mejor escenario para el equipo.
Cuando estos dos personajes logran
compenetrarse y trabajar en conjunto con el resto del cuerpo técnico y
directivos se pueden obtener resultados sorprendentes, incluso para los mas
entendidos y convertir un equipo subestimado en una maquinaria ganadora,
exitosa, llena de seres humanos en el camino de la estabilidad, la paz y el don
de ganadores en sus manos.