Soy
aficionado a la historia. Lo tengo como hobbie, cosas que hago por mera
curiosidad. Suelo encontrarme con referencias a lugares o personajes
importantes de pueblos y ciudades venezolanos donde se dice que eran
licenciados, maestros o profesores. También converso con colegas jubilados, me
cuentan como lograron comprar una casa o que se daban gusto cuando podían
comprar un Ford Fairlane 500, luego un Malibú y después un Century. De cómo
podían comprar una casa en la Valencia que vio desarrollar la Urbanización Las
Acacias y posteriormente la Isabelica en los 60s y 70s, con sus viviendas bien
construidas de dos pisos y todos los servicios disponibles.
Hoy ser
profesor o maestro significa ser sub valorado incluso desde los estudios
universitarios. Es muy común que un profesor te diga: “El que quiere ser educador
no puede pensar en hacer dinero con esto”. Te matan las aspiraciones de
prosperidad de entrada. Un vil engaño, una bajeza inculcada desde hace mucho
tiempo por los gobiernos de turno y dueños de instituciones educativas privadas
de cualquier nivel. Y si te quejas o dices que no estás dispuesto a trabajar
por ese salario te miran mal y hasta te acusan de no tener vocación.
No señores,
vocación si tengo y en abundancia. De la misma forma en que tengo autoestima y
respeto por mi formación y conocimientos. Lo que no tengo es una pizca de
conformismo ni ganas de apoyar la crisis educativa venezolana.
La actual
crisis universitaria pasa por la valoración social de la educación. Los
docentes son considerados el escalafón mas bajo de los egresados universitarios
y sus facultades las mas subestimadas. Luego te reciben en las instituciones
públicas donde a nivel de educación media y diversificada el salario promedio
es de 3000 bs mensuales para quienes tienen 36 horas semanales. Y si vamos a la
educación superior nos encontramos con el mismo panorama. Hay instituciones
privadas donde ofrecen pagar hasta 20 bs por hora a nivel universitario y 15 bs
en educación media. Hasta hay bancos públicos y privados donde las
posibilidades de crédito se reducen si cometes el error de decir que eres
docente. Una recomendación: Diga que es comerciante. Porque ¿Cuál docente
contratado o titular en un liceo o universidad pública puede estar pagando
cuotas de un carro nuevo o una casa con 3000 bs mensuales? Eso es un chiste
financiero.
Eso vale la
educación en Venezuela. Donde los gobiernos se preocupan mas por los ascensos
militares y la compra de armas que la inversión en investigación. Donde vemos
como iniciativas como la UNEFA tarda hasta 9 meses para pagar un periodo
académico. ¿Qué profesional con un buen concepto de sus conocimientos va a
querer desperdiciarlos con semejantes condiciones laborales? Por eso muchos
optan por emigrar y los que se quedan ingresan en la economía informal. Pasan a
ser taxistas o vender mercancías. Nos hemos transformado en un país de
buhoneros profesionales.
Nosotros
los educadores tenemos los mismos derechos de prosperidad que cualquier médico,
ingeniero o abogado. Tenemos derecho a volver a ser considerados referentes de
crecimiento social. Debemos ver la superación de la crisis educativa venezolana
como un tema mas allá de lo legal. Como un tema de justicia social.
Desde esta
tribuna propongo que sean aplicados los mas rigurosos filtros y exigencias
académicas para entregar títulos de Educación en las universidades. Y que en
estas el tema educativo sea de constante evolución en materia de investigación
y extensión. Así como la actualización y evaluación constante de los
profesionales en sus respectivos centros educativos, promoviendo además la
competitividad sana y enriquecedora de crecimiento académico. Siempre
compensada adecuada y oportunamente.
La
educación es el instrumento mas poderoso con que cuenta una sociedad para salir
adelante, para superar la pobreza y la ignorancia, para lograr la paz y formar
ciudadanos realmente libres y autónomos. Que solo podrán ser formados por
profesionales altamente capacitados y recompensados según el valor de su
desempeño y conocimientos.