Somos aire, somos agua, somos semillas que estallan para crear nuevos mundos.
Somos árboles que se aferran a los pensamientos y juicios que los alimentan.
Somos los hijos bastardos de una enorme orgía donde los dioses que habitan en Xibalbá, Uku Pacha, el Olimpo, Svarga y el Valhalla fueron a descargar sus más puros instintos divinos, creando también las tormentas, los terremotos y las auroras boreales.
Somos átomos en el universo y al mismo tiempo, una amalgama de existencias tan profundas e infinitas como el mundo que habitamos.
Somos islas que se tocan en secreto bajo la superficie de un mar de rutinas y banalidades.
Somos poesía y voces entonando canciones desafinadas y que juntas arman la gloriosa banda sonora de nuestra especie.
Somos nómadas sin rumbo que acampan refugiados en efímeros disfrutes.
Somos volcanes impredecibles y violentos, que en medio del caos hemos construido un planeta tan caprichoso como nosotros, sus creadores y a la vez, sus hijos.
Somos meteoros que se apagan en la noche luego de ilusionarnos con la estela de luz que dejamos en el firmamento.
Somos dudas y somos verdades.
Somos el humo que se aspira y la mitad que sale.
Somos gemidos de dolor y gruñidos de orgasmos.
Somos la paz de descansar en un pecho y unos brazos.
Somos un camino con ramas y lodo, y somos la lluvia que lo limpia cada día.
Somos muchas vidas y un solo desenlace.
Somos árboles que se aferran a los pensamientos y juicios que los alimentan.
Somos los hijos bastardos de una enorme orgía donde los dioses que habitan en Xibalbá, Uku Pacha, el Olimpo, Svarga y el Valhalla fueron a descargar sus más puros instintos divinos, creando también las tormentas, los terremotos y las auroras boreales.
Somos átomos en el universo y al mismo tiempo, una amalgama de existencias tan profundas e infinitas como el mundo que habitamos.
Somos islas que se tocan en secreto bajo la superficie de un mar de rutinas y banalidades.
Somos poesía y voces entonando canciones desafinadas y que juntas arman la gloriosa banda sonora de nuestra especie.
Somos nómadas sin rumbo que acampan refugiados en efímeros disfrutes.
Somos volcanes impredecibles y violentos, que en medio del caos hemos construido un planeta tan caprichoso como nosotros, sus creadores y a la vez, sus hijos.
Somos meteoros que se apagan en la noche luego de ilusionarnos con la estela de luz que dejamos en el firmamento.
Somos dudas y somos verdades.
Somos el humo que se aspira y la mitad que sale.
Somos gemidos de dolor y gruñidos de orgasmos.
Somos la paz de descansar en un pecho y unos brazos.
Somos un camino con ramas y lodo, y somos la lluvia que lo limpia cada día.
Somos muchas vidas y un solo desenlace.