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¿Comenzar de cero? Jamás


No existen los comienzos desde cero. A veces quisiéramos quemar las hojas donde están escritas los episodios de nuestras vidas. Pero es imposible emprender nuevos rumbos sin haber aprendido de ellas. La sabiduría no puede construirse sobre cenizas y olvidos.
Todos tenemos una cicatriz en la piel que no recordamos cómo nos la hicimos, seguramente tienes una como la mía en la quijada, seguramente producto de una caída cuando aprendíamos a caminar o a correr. Gracias a esa caída dolorosa, y seguramente escandalosa, aprendimos a coordinar nuestros pasos para no tropezarnos tan seguido.
Al emigrar nos llevamos en la maleta muchas ganas de tener una buena vida, pero también nos llevamos todos nuestros prejuicios y temores. Seguramente has sentido aversión a la presencia de algún policía o de una moto al pasar cerca de ti. Inmediatamente guardas el celular, sientes una sensación fría en la espalda o en el estómago. El miedo, la angustia. Luego reaccionas y caes en cuenta de que el policía no viene a acosarte, sino que hace su ronda de rutina y que la moto que pasó es de un repartidor de algún restaurante. Igual pasa cuando queremos solucionar cosas como las solucionábamos en Venezuela.

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En estos días un conocido me preguntó si conocía a alguien en Migración de España para pagarle y sacarse la nacionalidad más rápido. No quise polemizar y lo dejé en visto. Puede sonar a tonterías pero tienen mucho peso, sobre todo si quieres mejorar tu vida y cometes el error de querer convertir al país que llegas en el país que dejaste.
Lo mismo sucede con las relaciones de pareja. Si llevas el mensaje en la mente de que solo te buscan por sexo o no te valoran, no importa cuántas veces quieras engañarte queriendo empezar de cero, esa carga la llevarás siempre hasta que la asumas y la sueltes de una vez, no sin antes aprender de lo sucedido.
Las experiencias, por muy crueles que hayan sido, no pueden verse nunca como una cruz eterna. No son para flagelarnos, son parte de nuestro aprendizaje. Al verlas sin la carga del rencor podemos desmenuzarlas para comprenderlas y sacarles el mejor provecho posible. En la medida de que seamos valientes para ver nuestras cicatrices como letras que cuentan nuestra historia, seremos capaces de crecer, de evolucionar, de aprender siempre. Orgullosos de nuestro kilometraje. Nunca desde cero.

Imagen: La perseverancia de la memoria. Salvador Dalí.