> El Blog de Rubencho: Yo no extraño a mi país

Yo no extraño a mi país

La madre del emigrante. Gijón, España.

Sí, es mi caso. Seguramente muchos de quienes me siguen extrañan las playas o Mérida, y eso está muy bien. Pero yo no añoro a Venezuela como tal por circunstancias muy particulares. Extraño el cómo me sentía con los míos, independientemente del lugar donde estábamos o visitábamos. Ellos eran quienes impulsaban mi apego, mi sentido de pertenencia. Y ahora ellos tampoco estarán allá en el corto plazo. No sé si volveremos a vernos en Venezuela algún algún día. Pero siempre los llevaré conmigo.

Recomendado 👉 Diáspora, refugiados o inmigrantes. La importancia de definir lo que somos.

La presencia es insustituible. La pantalla es un placebo. Una solución que no es ficticia pero que alivia un poco. Pero no hay olor ni sonidos de respiraciones, ni gestos o tics que nos digan más de lo que leemos. Es sólo un visor a la dimensión paralela que no queremos sacar de nuestra vida. Los que se quedaron o tomaron otros rumbos.
Escribí un libro sobre venezolanismos, El orígen de palabras y expresiones venezolanas, y es normal que les parezca contradictorio el hecho de no extrañar a Venezuela como lugar a pesar de escribir sobre eso. En realidad extraño a la gente cercana que usaba esas expresiones. Me gusta escribir sobre las personas. Mis personas.

Te va a interesar 👉 Migración. Lo que ganamos y lo que perdemos.

No puedo extrañar un país que sinceramente siempre ha estado en decadencia. No extraño a los motorizados haciendo lo que les da la gana. No extraño el culto militar. No extraño a los policías o GNB por quienes me tomo una cerveza cada vez que fallecen para ligar que el infierno realmente existe y ellos estarán allí por todo el mal que siguen causando. Sí, sus muertes son motivo de celebración. Y no lo lamento por sus familias. Son un mal menos en el mundo. No extraño la basura regada en las calles por la desidia de mandatarios y mala educación del "pueblo". No extraño el pésimo sistema educativo. No extraño tenerme que meter el teléfono en las media para que no me roben. No extraño la sensación de recibir una llamada o mensaje a medianoche con el temor de que sea la noticia del asesinato de uno de los míos. No extraño el viajar a otra ciudad e autobús con el temor de un accidente o un atraco masivo. No extraño desconfiar del que viaja a mi lado en el metro. No extraño tener que regresar a casa de madrugada con los nervios de punta. No extraño a los funcionarios públicos que te tratan como basura. No extraño a los vecinos que les vale verga tu paz cuando les da la gana de poner reggaeton y vallenato tres días consecutivos. No extraño que se me vaya la luz. No extraño bañarme con tobos de agua. No extraño tener que ir a un hospital con más miedo que a la muerte misma. No extraño el discursito socialista y populista de políticos del gobierno y oposición. No extraño el borreguismo de idiotas que quieren vendernos a chavistas como simpáticos, ocurrentes e inocentes. No extraño toda esa enorme cantidad de cosas que nos llegaron y creamos, que ahora nos convirtieron en migrantes desparramados por el mundo.

Artículo relacionado 👉Sobreviviendo a la migración. Cinco consejos prácticos. 

No, no quiero que Venezuela el país de antes. ¿El de antes de qué? ¿Antes del chavismo? ¿Antes de los adecos y copeyanos? ¿Antes de la peste militar de principios del siglo XX? ¡Antes de la guerra Federal? ¿Antes de La Cosiata? ¿Antes de la Independencia? ¿Antes de Colón? ¿Antes de las masacres entre los Caribes y el resto de los Arawacos?
No, me niego a querer algo de eso. Porque todo eso nos trajo hasta aquí. Y yo quiero romper con todo eso que eramos y somos. Por la misma razón que no quiero volver con mis ex, solo porque la actual me hizo algún daño.
Quiero ver gente emprendiendo y libres para hacerlo. Quiero que tengamos una educación que nos prepare para la vida y donde la evaluación y contratación de profesores sea la más estricta de América. Quiero poder tomar fotos de mi ciudad natal con mi teléfono cuando yo quiera. Quiero que la plaga militarista sea borrada del mapa y no volver a hablar de ejércitos ni fuerzas armadas; quiero que todo eso sea abolido y castigado debidamente. Quiero poder viajar cuando me plazca. Quiero ver un partido de futbol y beisbol sin tener la eterna duda y sospecha de que todo fue arreglado y comprado o que sus fondos son de origen oscuro. Quiero una sociedad que vea más allá de existir para tener hijos, hijos y más hijos sin ver si pueden darles calidad de vida. Quiero arte y cultura libres, y no una cuerda de vagos y mantenidos haciéndose llamar artistas para que el estado les costee sus cervezas. Si vamos a hacer artes, al menos hay que tener las bolas de hacerlo rentable. Sino, pues que sea un hobbie. Como en mi caso.
Quiero que seamos reconocidos por logros como personas y no como sociedad. Y no por accidentes geográficos ni asuntos subjetivos de estética corporal. 

Esto te va a interesar 👉 España para principiantes. Guía para inmigrantes 

Quiero tantas cosas y que para bien y para mal, he hallado en otros lugares... 
Como verás, por eso algunos dicen que soy un pésimo venezolano. O que quien no quiere a su patria no quiere a su madre. Ahí me perdí. En el hilo argumental entre el culo y las pestañas para ser exactos.
Pero es lo que tenemos. Y esto es lo que quiero. 
Pido demasiado.
Lo sé.