Ya lo has visto. Emigrar es una aventura en solitario aunque estés con tu familia y tengas amigos en tu nueva ciudad. Entender y asumir esto libre de rencores y resentimientos es vital. Es un asunto de supervivencia.
Mientras estamos fuera solo contamos con nuestra habilidad de relacionarnos, de aprovechar las oportunidades por pequeñas que sean y levantarnos de las muchas caídas que tenemos y tendremos.
Mucho se ha dicho y reclamado por la ausencia de unión entre venezolanos. Eso es parcial, es según los que te hayas encontrado. He entendido que muchos factores juegan para que eso no se produzca tal y como hicieron los inmigrantes de las décadas del 50 y 60 en Venezuela.
Una puede ser la poca identidad o empatía entre gochos y maracuchos con centrales (Valencia, Maracay y Caracas) y con orientales. En cambio los españoles y portugueses llegaban desde localidades específicas como Galicia y Madeira, lo cual aumentaba la posibilidad de que fueran conocidos, parientes lejanos o por vínculos regionalistas. Y ojo, las razones pueden ser mucho más profundas como el clasismo. sí, al igual que en Venezuela hay gente que te mira de manera diferente según la cantidad de dinero que lleves, sin importar de dónde lo sacaste. O la desconfianza mutua por tantos años de viveza criolla. Y es normal. Es chimbo, pero normal.
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O simplifiquemos. Supervivencia. Cada quien está pendiente de salvar su pellejo y no hay tiempo para pensar en los demás. Y también es normal.
Así como también es cierto que existen muchas personas, asociaciones y partidos políticos venezolanos que se dedican a brindar asesoría gratuita, comida, refugio temporal y ropa a quienes en algún momento hemos estado en aprietos. En España hay montones. Hay regiones y ciudades donde conviven hasta cinco agrupaciones diferentes. Juntos en el objetivo, pero no revueltos en las acciones.
Pero cosa curiosa. Entre unos cuantos también he visto rencillas, chismes, acusaciones, recelos y demás tonterías. Sí, tal cual la política criolla de todos los bandos y colores. Tal cual las reuniones de los condominios de cualquier barrio y urbanización. No te horrorices. Es normal. Pasará un tiempo antes de que nos descontaminemos. Pero pasará. Eso espero.
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También te encontrarás gente que no mirará tu cuenta bancaria, ni tu origen, ni tu pasado. Te va a tender la mano y serán tus amigos sin más condición que la simpatía mutua. Los he conocido, no son rarezas. Muchos de ellos aportaron y aportan recursos individuales para los que están acá. Han participado en cuanto evento político incluya a los venezolanos en el exterior, envío de medicinas. Hasta recursos económicos para la Resistencia en las protestas de 2017 aportaron. Me consta.
Hay quienes contratan preferiblemente venezolanos y hay quienes no quieren nada con los paisanos. Cada quien hace con su negocio o que quiera. La libertad es la libertad.
Lo que trato de decirte es que te vas a encontrar de todo.
¿Tenemos un vocero, organización unificada o una referencia que podamos decir que nos representa? No. ¿Hacen falta? Pues, tengo opiniones encontradas.
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Hay muchos que fueron referentes políticos en Venezuela viviendo en España. Varios tienen la nacionalidad incluso. Se toman fotos con Rajoy, Rivera y hasta con el Rey. Otros pasan por aquí de visita en sus giras. Asisten a un par de encuentros con venezolanos en la calle y ya. Hablan de las elecciones, de nicolás, de diosdado, y de cualquier tema de la agenda política permanente.
Lamento profundamente que aún no hablen de nosotros. Esos, los que no entramos en La Moncloa y pululamos entre Gran Vía, Puerta del Sol, Las Ramblas de Barcelona y los malecones de Galicia, Euskadi y Valencia.
Somos aproximadamente 150 mil venezolanos en España. Algunas estimaciones alarmantes (o alarmistas) hablan casi la mitad en situación migratoria irregular. Sin papeles. Ni hablar de los que están pidiendo asilo, aún sabiendo que en 2017 solo aprobaron 15, habiendo 12 mil solicitudes pendientes. hablo de los que por no tener pasaporte vigente no pueden solicitar arraigo. Hablo de los que tienen hijos españoles, dejaron todo en Venezuela para venirse pero no pueden pedir ni lo uno ni lo otro porque debían aguantarse haciendo el trámite en el consulado mientras la urgencia por el caos social y económico les caía encima.
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Esos que están en el limbo legal ¿qué oportunidad tienen?
Miro con desconfianza esas fotos bonitas que salen en Internet porque no hay nada sobre ellos. Esos a quienes quizá me toque unirme en una jugarreta del destino. El futuro es incierto.
No he visto la primera propuesta al Parlamento para abogar por nosotros. No quiero pensar que es porque no somos votos en Venezuela por el bloqueo que nos tiene el CNE con el registro electoral y cierre de consulados. O porque tampoco somos votos en España, ni en EEUU, ni en Chile, ni en Argentina hasta dentro de unos cuantos años.
Es que ni siquiera para aprovechar la inmensa cantidad de mano de obra de calidad venezolana que necesita España en algunas regiones en cuanto a profesiones y oficios se ve algo por escrito.
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Entonces ¿a quién representan estos ilustres visitantes y residentes? Porque a mi no. No me siento representado por quien quiere ejercer un liderazgo y no habla de lo que me importa a mí y a los míos. Y tampoco veo iniciativa alguna moviéndose por nosotros. Solo fotos. Y nada más. Cuando lo hagan, tal vez cambie de idea.
Esto también nos sirve para pensar bien a la hora de elegir a nuestros líderes políticos. La política es tan sucia o tan útil como los ciudadanos lo permitan.
Las iniciativas de Piñera, Macri y Kuczynski a favor de nosotros fueron de ellos. Y se les agradece.
Así que solo estamos nosotros. Solo dependemos de nosotros. Si sale alguna de estas iniciativas que ayuden a regularizar nuestra situación migratoria, creo que saldrá de nosotros.
Si sobrevivimos, será por nosotros. Nuestra lucha es solo de nosotros. Nuestro futuro nos pertenece. Y esa es la buena noticia.